01 abril 2013

Sobre comida venezolana

Ayer preparamos empanadas de cazón en la casa. Las empanadas venezolanas se hacen con harina de maiz, bien fritas, con la típica medialuna que tienen todas las empanadas del mundo.

El cazón lo obtuve a través de mi mamá, quien nos dio secretamente lo poco que sobró del Pastel de Chucho.

El Pastel de Chucho es un plato típico venezolano más subvalorado que el Asado Negro. Se trata de un pasticho de cazón y plátano frito sobre una base de tortilla con papa. El resultado es una mezcla de sabores dulces y salados muy alucinante.

Este fin también comí por primera vez Malasrabias. Es un dulce de plátano con toques de clavo que me recuerda al dulce de lechosa (papaya). De los dulces venezolanos, soy fan del desaparecido Bienmesabe, sustituido en los restaurantes venezolanos por Tortas Tres Leches y Marquesas de chocolate.

También me parece insólita la ausencia de Papelón con limón como bebida estelar, sobre todo en los restaurantes criollos. Sin embargo, el otro día fui a Il Grillo (fast food italiano), y el combo tenía descuento si lo pedías con papelón. ¿Qué bolas, no? Pero si vas a una arepera, te ofrecen Nestea o jugo de fresa.

Hoy pasé por La Guarandinga (fast food de comida criolla), y había quebrado. Hace unos meses comí allí el mejor Asado Negro en años. Pero volvimos unas semanas después, y la calidad había bajado.

¿Por qué la mediocridad nos la tomamos tan en serio? Cuando un extranjero viene al país, hay que rezarle a San Sumito para que algo tan simple como un Sancocho de gallina, una Cachapa con queso, o hasta una fucking Chicha de arroz esté buena, vayas donde vayas.

Por eso no hay nada como unas empanadas de cazón hechas en casa.

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