27 noviembre 2013

Bacterias


Saqué los chorizos del refrigerador, y los lancé sobre la parrillera eléctrica sin dejar que se descongelaran. Media hora después, mastiqué un pequeño trozo, que me pareció un chicle.

Al día siguiente, me golpeé en la cabeza con uno de los estantes de la cocina. Durante cuatro días tuve un ligero dolor en uno de los costados de mi cráneo.

Y todavía hoy puedo sentir las bacterias del chorizo crudo comerse mi cerebro, causándome ese falso dolor de cabeza en uno de los costados de mi cráneo.



02 noviembre 2013

Para H.

Hola, soy P. Soy una persona de marcas. Bebo Solera azul, calzo Converse y visto una franela Zara que se ajusta a mi cuerpo, aunque temo que en poco tiempo la dejaré de usar. También escribo, aunque cada vez menos. Me lo reprocho a veces, antes de dormir, cuando veo a M. y ajusto sus piernas sobre las mías, como un candado, y mi brazo izquierdo oscila entre su pecho y su abdomen, inseguro de presionar sus pulmones, generadores de ronquidos.

Cuando escribo, vuelo. Yo también ronco, pero nunca me he escuchado roncar, por supuesto. M. prepara todos los días el desayuno, y yo trato de cocinar las mañanas de los fines de semana. Me quedan muy ricas las panquecas. Sé que no tienen ciencia, pero a M. le gustan y con eso me basta.

M. cocina delicioso. Tiene la facilidad de hacer el almuerzo en treinta minutos, como en un programa de televisión. Hace tiempo, me sentaba a leer a su lado mientras ella cocinaba, pero ahora me distraigo mucho con mi teléfono inteligente. Procrastinación, le dicen.

Yo bailo mal, pero cuando bailo también vuelo. De todo, escucho lo que me gusta. Siempre hay música en mi cerebro, sólo que la decodifico mal hacia el exterior.

Somos más o menos libres, dentro de lo que cabe. Pero tratamos siempre de pasarla bien.

Eso tenlo por seguro.