07 septiembre 2014

Cueritos

A veces pienso que me como los cueritos de los dedos porque soy una persona programada para la insatisfacción. A estas alturas de la vida ya mis rollos existenciales no son mi pareja ni mi trabajo (menos mal) sino estupideces de las cuales tengo perfecta conciencia y que antes (aún a veces) me hacían sentir culpable. Por ejemplo, el viejo dilema entre la literatura y la ciencia. Con el tiempo he entendido que soy un escritor promedio que puede tener buenos cuentos, y por eso me he dedicado a escribirlos y corregirlos con calma. Me mortifica, eso sí, un par de cuentos que tengo en las cabeza desde hace meses y no termino de escribir porque entro en Facebook o Instagram y esas cosas. El lado científico se me das más fácil, porque soy pragmático y un poco cuadrado, aunque no tengo demasiado talento para las matemáticas. Sin embargo, tengo la fortuna de trabajar en algo que me gusta, que es《manejar datos, y procesarlos para generar estadísticas》, la profesión de Chandler en Friends, y darme cuenta de esa empatía ha sido un descubrimiento maravilloso.

Cuando era pequeño, siempre obtuve las mejores calificaciones y hasta gané un concurso literario con unos poemas pavosísimos, y por eso mucha gente sembró expectativas sobre mí. Por mucho tiempo, yo me sentí presionado por esas expectativas, porque sentía de pana que no era una persona convencional,  que estaba por encima del resto. Esa actitud ser 《sabio de facto》 me llevó a ser prejuicioso y esnobista, y hasta di consejos y opiné de temas de los cuales no tenía ni la más remota idea. Incluso, llegué a diseñar ciertos estereotipos de chicas que podrían ser mi pareja, y otras cosas vergonzosas que quisiera borrar de mi cerebro.

Sí me preocupa el futuro. Aunque no pienso mucho en él, sé que está ahí y algún día tendré que planificarlo. ¿Será mi actual trabajo? ¿Será otro país? Sin duda, a pesar de la situación del país ahora estoy en una zona de confort, pero sería agradable darle a mi hija unas mejores condiciones para que disfrute su infancia. Eso sí lo he pensado. Pero tampoco quisiera abandonarlo todo, justo cuando estoy en un sitio donde siento que aporto tanto.

Mientras tanto, mis dedos sufren.