22 abril 2013

Before ipod

La sala de la casa, la cerámica beige, el equipo de sonido con ecualizador metido en un cajón de imitación a madera. Era iluminado aquel lugar, la luz entraba por una puerta lateral y a través de las cortinas semitransparentes de la sala, sobre el equipo de sonido. Mi madre ponía la mesa de planchar allí, bajo el arco entre la sala y el comedor, abría las cortinas del comedor porque ésas sí eran oscuras, o si no, se ponía camino al pasillo que comunicaba a los cuartos. Mi madre siempre escuchaba música de la radio, en un Pioneer un poco más grande que el de Mafalda, y que también funcionaba con baterías. El radio reproducía y grababa sobre cassettes, y mi madre compraba muchos cassettes vírgenes para grabar música de la radio, de marca TDK o Sony FX. El método era muy simple: luego de escuchar la canción repetidas veces, se aprendía las notas iniciales, y al apenas escucharlas, presionaba el botón REC del Pioneer, que permitía grabar las canciones en el cassette. Lo que no recuerdo es por qué el grabador siempre estaba lejos de la mesa de planchar. Por eso, muchas canciones comenzaban en el tercer verso o la segunda estrofa, y terminaban con las primeras notas de la siguiente canción, o con la voz del locutor indicando el nombre o dictando una publicidad. Uno de las decepciones de mi infancia era que el cassette se acabara a mitad de una canción, porque cuando volvía a escucharlo luego me olvidaba de que la canción estaba incompleta, y el karaoke asistido se transformaba en capella. Mi madre entonces sacaba el cassette, y anotaba uno a uno los nombres de las canciones y los cantantes en el formato del estuche con su bella letra estilo Palmer. A veces, cuando mi madre no se sabía el nombre de la canción o del cantante (o de ambos) escribía la palabra o la frase más repetida como título del tema. Así mi madre descubrió a Arjona mucho antes de que se volviera famoso, o malo.

No hay comentarios: