26 noviembre 2012

Igor Barreto

desde cualquier lugar de la ciudad,
tomaría el primer taxi hasta tus brazos

Si me amaras,
digo, si te atrevieras

Si en la comisura de tu pubis,
donde el mundo, es igual
en cada orilla,
dejaras que repose

Me llevo al corazón estas palabras
como mis últimas monedas

Doblo en cualquier esquina, hacia cualquier calle.
Maltrato mis objetos,
para que vuelvas.

Si me amaras

No vería más las piedras  de aquel patio de San Juan de Los Morros,

tan negras.

Igor Barreto siempre será mi preferido. Publico aquí su poema porque es casi imposible conseguirlo en la red. Todos los días, cuando salgo a la calle, la primera estrofa viene a mi mente.

18 noviembre 2012

drama en el mercadito de los domingos del líder

resulta que maría, la que vende maltas y jugo de naranja de uña en el puesto de al lado, ella es tía de la niña que ayuda a Z en el puesto de bisutería, yeni, ¿te acuerdas? la chamita que el otro día no quiso darme una pintura de uñas porque no sabía que Z era mi hermana. bueno, resulta que la niña tiene seis hermanos más, cuatro hembras y dos varones, y todos viven ahora con maría porque la mamá de ellos se fue a vivir con otro tipo en el barrio, y como el papá es un borracho, maría ahora los mantiene a todos. y para más colmo, la mayor de los hermanos, que tiene 17, acaba de parir un carajito. imagínate tú. entonces Z y yo hablamos con la niña, yeni, para que se dedicara a los estudios y le echara pichón, pero ella dijo que en unos años más también va a querer su carajito. y Z y yo, asombradas, le preguntamos que dónde lo iba a meter, y la chamita dijo que en un cuarto, como su hermana, además ella tenía 9 años y sabía cuidar a su hermanito de 2, así que no había rollo. a todas estas, llegó la mamá de yeni con su bebé de cinco meses (el bebé del nuevo marido) y maría estaba que echaba humo, pero no pudo correrla porque yeni se puso a jugar con el bebé. entonces la tipa, la mamá de yeni, empezó a decirle a yeni que le pidiera a maría su parte de lo que trabajaba cortando las naranjas, para comprarle un gorrito y unas medias al bebé de cinco meses. fue cuando no aguanté el descaro. le grité que era una sin vergüenza, una muérgana, que le pidiera plata a su nuevo marido si le quería comprar cosas al niño. pero entonces yeni comenzó a llorar, y lloró tan fuerte, que le dio un soponcio y no supe ya qué hacer. le terminé regalando el gorrito y las medias, y dándole 50 bolos para que se comprara un helado en el centro comercial.

15 noviembre 2012

mi ángel de la guarda se fue a miami

mi ángel de la guarda se fue a miami. se fue a probar suerte durante el black friday, pero al llegar los carnavales, supe que no volvería. «la gente allá ya no cree en ángeles, sino en pura mierda de santeros», me dijo por skype, mientras se tomaba una budweiser.

se deprimió después de que unos choros le dispararon en gramoven. aunque él mostró su placa de «policía celestial», le robaron su arpa de oro, y se fueron cantando una canción cristiana («golpe en el alma», creo).

desde entonces, se obsesionó con la idea de comprar una franquicia pequeña, como los perros calientes plumrose, pero la empleada pública le retrasó los tiempos en el registro comercial. supongo que también hubo diferencias políticas. él le dijo que el proceso era lento y burocrático, y la empleada le comenzó a hablar de «patria», para terminar diferenciando los pesebres de los pinos navideños de bosques canadienses.

pobre ángel de la guarda. él siempre me trató bien. cuando chico, mis padres me inscribieron en un campamento de béisbol de mediana categoría. me compraron uniforme, pelota y guante. yo estaba motivado porque me encantaba el béisbol. pero en mi primer día de juego, mis compañeros no pararon de burlarse de mi uniforme, que parecía más bien una pijama. entonces apareció mi ángel de la guarda. le cayó a coñazos a todos, hasta a los niños más pequeños, de pre-infantil C. los volvió mierda. entonces me expulsaron y no volví a hacer deporte.

ahora mi ángel de la guarda está trabajando en un químico para mantener caliente los huevos fritos por cuarenta minutos. está basado en su saliva, que tiene distintos componentes que nuestra saliva humana. «cuando la patente, me haré millonario», me dijo por skype.

brindo por eso.

14 noviembre 2012

Cuentos para sobrevivir al fin del mundo



Invasiones extraterrestres, guerras mundiales, desastres nucleares, profetas, mujeres incrédulas y zombis vírgenes, son algunos de los protagonistas de estas historias, donde nos juntamos 16 narradores peruanos y yo para salvar a la humanidad del maleficio Maya.

Cuentos para sobrevivir al fin del mundo es el libro que necesitas leer si quieres ver el año 2013. El fin del mundo viene, pero tú puedes salvarte.


Editado por:
Azul editores

Autores:
Carlos Calderón Fajardo
Susanne Noltenius
Daniel Salvo
Pedro Novoa
Darío Carpio
Fernando Sarmiento
José Güich Rodríguez
Daniel Abanto
Eduardo González Viaña
Christiane Félip Vidal
Piero Montaldo
Pierre Castro
Sandro Bossio Suárez
George Clarke
Miguel Ildefonso
Rodolfo Ybarra
Melissa Patiño

Book Trailer

10 noviembre 2012

momento incómodo

mi primo vino a caracas a hacer un diplomado por un año, y yo tuve que mezclar mojitos con pisco sour para decirle que sólo se podía quedar tres meses en casa. utilicé excusas verídicas: «se queda mucha gente acá», «hay un solo baño», «a veces vamos a valencia». pero al final tuve que apelar a susana:
te quedas más de tres meses y me mata
esa misma noche, susana también se molestó porque yo comencé a disertar sobre la monogamia junto a unos panas recién casados, y por algunas intimidades sexuales que se me escaparon, como aquella sequía limeña de un mes por estrés laboral y sospecha de embarazo.

terminé comparando la canción de los looney tunes en violín con pop art, antes de dormirme en el suelo, pensando que era el sofá.


05 noviembre 2012

cristales de uratos amorfos

me encontraron arenilla en los riñones y por eso debo tomar mucha agua.

pensar en cómo llegó arena a mis riñones me pone nervioso. la próxima vez en la playa trataré de no tragar agua de mar, se sabe que hay muchos sales y minerales allí. también hay mucho orine. quizás hasta bebí orine de otra persona que tenía arenilla en los riñones aquella última vez que estuve en la playa.

yo nunca he comido riñones. he comido hígado, panza y pulmón de vaca. hay gente que dice: «tú si tienes riñones», pero es sólo una expresión.

nadie nunca menciona la arenilla. quizás sólo existe en la playa y en mis riñones.

23 octubre 2012

la torre de naipes

él no sabía por qué comenzó a cavar el hueco; tampoco cuándo. sólo siguió cavando aunque llegara al borde de la litosfera.

estaba caliente, pero su instinto de topo le hizo lanzar tierra hacia arriba. la tierra se enfriaba en el aire, y caía en su espalda como un ducha después de varios días de playa.

subió a la superficie, y se puso a construir una torre de naipes. sin darse cuenta, ya había llegado a los doscientos metros. entonces cayó. él, no la torre de naipes.

logró aferrarse a un joker, pero el joker se deslizaba. seguramente se iría a caer; y con él, la torre de naipes. a decir verdad, no le importaba. sólo quería saber por qué había comenzado a construirla. o cuándo.

¿algún día lo sabrá el pobre escritor analfabeta?

21 octubre 2012

El virus de la Bolsa Plástica amenaza a los buhoneros

Tomasa vendía piñas en el mercadito de los domingos. Era negra y fuerte, el medio cuerpo faltante de la dueña de Tom, la tipa que gritaba «Tomásssss» pero le tenía terror a Jerry. Bueno, Tomasa era idéntica a esa tipa, con el estereotipado vestido de flores y las chancletas desgastadas que solían pintarle los racistas dibujantes de Hanna-Barbera, pero sin el jazz de fondo, por supuesto. Hasta la voz era igualita, pero en lugar de «Tomásssss», solía gritar a los clientes: «Piña a veinte, no se empujen, hagan la cola, todo barato», aun cuando no hubiera nadie comprando sus frutas. A pesar de ello, no le iba mal. Hacía suficiente dinero a la semana como para comprarse una camioneta Chevrolet Captiva 2008, y un LED Samsung 42 pulgadas. Pero así como el efectivo entraba rápido, rápido también se iba. Por eso Tomasa repetía siempre: «Algún día, cuando tenga full dinero, me voy a comprar...», y completaba la frase con un apartamento en el este de Caracas, un pasaje a Hawai, o una cena en un restaurante de carnes caro y famoso, como La Estancia o El Rucio Moro. Por eso, ya en el hospital, cuando se enteró de que la epidemia se había desatado a través de las pequeñas bolsas de plástico verde, se lamentó de no haber comprado las marrones grandes, más caras pero más resistentes.

Se sabe que el virus de la «Bolsa Plástica», como la prensa la ha llamado últimamente, comenzó en las inmediaciones del Unicentro El Marqués, en los vendedores ambulantes de las inmediaciones del Metro la California. Se presume que un sujeto con inclinaciones psicóticas introdujo en la Fábrica Nacional de Bolsas Plásticas (FaNBoP) una sustancia ilícita que reacciona químicamente con el calor producido a la exposición al sol, afectando a las personas que manipulan gran cantidad de dichas bolsas en un lapso reducido de horas. Lo curioso es que la sustancia contaminante sólo se vertió en las bolsas tipo B-22, es decir, las bolsas verdes pequeñas, utilizadas exclusivamente por los vendedores ambulantes de la ciudad de Caracas.

Para colmo, Robinson, el tipo que vendía yuca en el mercadito del Líder de los domingos, comenzó ayer una huelga de hambre frente al Ministerio de Alimentación para lograr una indemnización humanitaria por el resto de su vida, ya que el virus de la «Bolsa Plástica» le afectó la movilidad del párpado izquierdo, y así no podía pelar la yuca. Incluso se rió cuando dijo «Pelar la yuca», porque dijo disfrutar el doble sentido de su trabajo.

El ministro apareció en la tele dos horas después. Dijo que una indemnización así tenía que estudiarse, porque los damnificados de las lluvias de hace dos años seguían en los refugios, y todo el presupuesto se esfumó por las [elecciones] presidenciales. Lo que sí prometía era hacer justicia. Yo le creí al tipo porque, cuando duerme, le busca explicación a los sonidos de la noche. Una vez se asomó por la ventana a las 2:00 a.m. para confirmar el golpeteo de un pájaro carpintero, que su esposa asignaba a un alma en pena.

Lo que no puede explicar es que, aunque las aceras ahora están despejadas y limpias, la gente reclama porque vuelvan los buhoneros. Un vecino de La California admitió que antes podía salir de su casa sin desayunar, porque en la calle encontraría al vendedor de pastelitos. Ahora debe comprar pan, boloña y jugo de un litro en la panadería, lo que está descosiendo su salario. Ni que decir de las personas que buscan coladores, pantaletas, tazas para la licuadora, cargadores de teléfonos o controles remotos universales: ahora ni siquiera saben dónde los venden.

Eso sí, el tipo que vende cartón de huevos se ha hecho millonario. Aumentó el precio porque supuestamente son más grandes, aunque los compra contrabandeados de Colombia. No es un tipo en quien confiar: suele colocar el pie en las puertas del metro para que no se cierre.

10 octubre 2012

Cinco cosas que puedes hacer en (el este de) Caracas un día de semana después de las cinco

Si 1) estás en Caracas por trabajo sólo durante días de semana, 2) nada más estás libre después de las 5:00 p.m. y 3) los viáticos no te alcanzan para taxis (los taxis en Caracas son muy costosos); entonces, esta es tu lista.


  1. La Carlota y Sebucán Social Club: ve a la estación de Metro Los Dos Caminos. Busca la salida por la avenida Francisco de Miranda. Crúzala y estarás en el comienzo de la avenida La Carlota, al lado de Pronto Arepa. Baja por la avenida: en una cuadra y media encontrarás el Café Noisette, un rincón parisino donde tocan jazz los viernes a las 6:00 p.m. Cierran antes de las 7:00 p.m., por lo que debe ser el primer lugar a visitar. Recomendadas todas las crepes y los cafés. Luego, sube de nuevo a la estación de Metro Los Dos Caminos, pero esta vez para tomar el Metrobús con dirección a Sebucán. Bájate en la segunda parada de la avenida Sucre (una de las últimas), frente a la licorería Nueva Lisboa. Camina una cuadra y media por la calle perpendicular y encontrarás un portón blanco: ése es el Centro de Arte Los Galpones. Hay galerías de arte, viveros, tiendas de muebles, una hermosa librería (Kalathos) y proyectan películas al aire libre (7:00 p.m.). Puedes comprar tu media botella de vino en el kiosko, y lanzarte en la grama a relajarte un rato.
  2. Camina Los Palos Grandes: Bájate en la estación de Metro Altamira. Siéntate en uno de los bancos a contemplar el obelisco y las parejas besándose. Sube por la avenida Luis Roche dos cuadras hasta llegar a la Casa Rómulo Gallegos (CELARG): entra a la librería y a la biblioteca. Todos los días se proyecta una película independiente (no americana) en la sala 3 a las 7:00 p.m., a un precio de Bs. 20. El café no es muy recomendable. Si decides continuar el rumbo, cruza a la derecha por la Tercera Transversal durante dos cuadra, y baja por la Primera Avenida Andrés Bello. Por el camino sólo verás restaurantes y gente trotando. Una cuadra después, cruza a la izquierda y pasarás por Arepas Factory (arepas gourmet) y el restaurante mediterráneo Planta Baja. Al final de la siguiente cuadra encontrarás la moderna Plaza Los Palos Grandes, sitio de juego para los niños y ejercicio para los adultos. A esa hora no está abierta la bilbioteca, pero al tener las paredes de vidrio, podrás verla por fuera. Bajando por la Tercera Avenida pasarás a un lado de la clásica pizzería El Presidente, con los típicos manteles blancos de cuadros rojos y mesas de madera. Emprende el regreso cruzando a la derecha por la Primera Transversal, y dos cuadras después, estarás en la avenida Andrés Bello. Puedes sentarte a tomar un café + postre en Arábica o en St. Honoré, o si te gusta algo más moderno, camina una cuadra más y sube por la Primera Avenida. Hay diversidad de restaurantes: Come a Casa (italiano), Conos (Sushi) y Sumaq (peruano). Muy recomendados. Pero si quieres un lounge, lo mejor es que subas al último piso del hotel Altamira Suites, donde está 360° Pizza & Lounge, un local que tiene una visión de 360° del este de Caracas. Ni se te ocurra entrar al Palms Restaurante & Bar, es caro y malo.
  3. Chacao Clásico: Desde la estación de Metro de Chacao se puede ir a dos centros comerciales famosos por el boulevard Arturo Uslar Pietri: hacia el norte, el point por excelencia de la clase media alta que vive al norte del Guaire, la joya arquitectónica del Centro San Ignacio; y hacia el sur, con el populoso mall Centro Sambil. En este plan no se incluye ninguno de los dos. Mejor sube por el boulevard Uslar Pietri dos cuadras, y cruza a la derecha en la calle Páez. Caminarás por una larga cuadra de edificios residenciales sin más atractivo, hasta llegar a la esquina donde verás la Tasca La Fallet. Aquí entrarás a tomar cerveza, comer pulpo, chistorras y tortilla española, dentro de un bar íntimo y súper clásico. Pero antes de entrar a la tasca, camina una cuadra más y siéntate en uno de los bancos de la Plaza Bolívar de Chacao, con una estatua ecuestre del Libertador, a pesar de ser un lugar de esparcimiento poco pretencioso. Si está abierta la iglesia, no dejes de entrar. Después, cuando hayas salido de La Fallet, baja por la calle Cecilio Acosta hasta la Francisco de Miranda y emprende el regreso. O si quieres, puedes ir al San Ignacio o al Sambil, como quieras.
  4. Sabana Grande is back: Apenas salgas de la estación de Metro Chacaíto, estarás en la Plaza Brión. No tiene nada de atractiva, a no ser de por los street dancers y la Librería Alejandría 1 que podrás encontrar en el Centro Comercial Chacaíto. Mejor, camina en sentido oeste por el Boulevard de Sabana Grande, paseo que fue punto de encuentro de intelectuales en los años 60's, y recientemente recuperado. En su extensión, pueden encontrarse mercados de pulgas, actividades culturales y de esparcimiento que noche a noche organiza PDVSA La Estancia, como: muestras de teatro, talleres de baile, ferias de arte, presentaciones de grupos musicales y de bailes folclóricos (programación aquí). También podrás encontrar una feria de libros usados, que por fortuna se ha vuelto permanente. Hay también cafés y restaurantes, pero el café impelable es el Gran Café, tres cuadras después de la estación de Metro de Sabana Grande (sentido oeste). Justo a tiempo, porque después de este punto, ya no hay más atractivo. El Gran Café fue el sitio de reunión de los intelectuales de los 60's, donde fundaron el movimiento cultural "La República del Este", aunque ahora sea una cafetería de lo más normal. Aún así, puedes todavía encontrar grupos de viejos izquierdistas que se reúnen a hablar de política.
  5. Vía Trasnocho Cultural: Para ir a la plaza Alfredo Sadel dos alternativas: si es antes de las 6:00 p.m., caminas desde el Metro de Chacaíto y bajas por la avenida Principal de Las Mercedes o, si es después de las 6:30 p.m., tomas el Metrobús 221 de Chacaíto con dirección a Las Mercedes, y te bajas en la parada de Las Mercedes. Como sea, caminas por la avenida Principal de Las Mercedes, y varias cuadras después encontrarás la plaza. En el camino encontrarás restaurantes y locales nocturnos que abundan en esta zona comercial. Para ser sincero, una vez que llegues a la plaza Alfredo Sadel, no hay mucho por hacer, a menos que entres en alguno de los muchos locales, o pasees un rato por el Tolón Fashion Mall. Pero mejor continúa tu recorrido por la avenida principal, hasta que llegues el Centro Comercial Paseo Las Mercedes. Una vez allí, dirígete al sótano, a través una extraña escalera de caracol independiente a las demás escaleras mecánicas. Al bajar, estarás en el Trasnocho Cultural, suerte de búnker donde hay excelentes cafés no tan costosos como parecen: Vinarte, Kakao y Soma, así como un restaurante: Biarritz Bistro. Pero lo mejor son los espacios culturales: la Librería El Buscón, la antigua Discotienda Esperanto, y el Cine Transnocho y Teatro Trasnocho, donde suelen presentarse obras de altísima calidad. Allí cualquiera puede pasar toda la noche.


28 septiembre 2012

«quedar bien»



yo no soy una persona segura, por eso me alegra utilizar cada vez menos las poses. pero hay veces que alguien está hablando sobre un tema que domina, y dice algo como

porque sabes que las aplicaciones de blackberry son web

y yo no puedo evitar ponerme de acuerdo, aunque no tenga una puta idea de lo que me quiere decir.

quizás sea culpa del gen que se empeña en «quedar bien». en la película zelig, de woody allen, este gen hacía que el fenotipo del protagonista se adaptara al grupo social en el cual se encontraba en ese momento. así, si el hombre estaba con negros, se volvía negro. o gordo o chino, según el caso.

ahora «quedar bien» es la pandemia del web 2.0, donde ser defensor de las ballenas jorobadas y luchar contra la violencia doméstica, es la norma.

yo lucho contra mi voluntad de «quedar bien», porque, al fin y al cabo, uno siempre termina jodiendo a alguien. por ejemplo, es hipócrita terminar con una chama pero decirle: «siempre te recordaré».

mi hermano habla en inglés para sentirse libre. mi esposa le teme a los motorizados de la calle a menos que camine dormida. yo ya no sé cuál es mi tendencia política: si estoy en un grupo de derecha creen que soy de izquierda, y viceversa. sólo puedo decir que siempre trato de decir la verdad. lo sé porque intenté engañar al internet de mi casa, pero me descubrió.

pero, ¿ves? al decir eso, estoy «quedando bien». qué lío.

14 septiembre 2012

remate de pastelitos

a alejandro achique

alejandro iba a comer una empanada en el famoso kiosko del unicentro el marqués, cuando notó que en la calle, justo en la entrada al centro comercial, un hombre remataba pastelitos a mitad de precio. así, violando su propia norma de ignorar un negocio con mucha mercancía y sin colas, alejandro compró un pastelito, sólo para darse cuenta de que eran una versión bizarra y pobre de un pastelito andino: muchísimo arroz y casi nada de carne. además, la masa tenía ese característico sabor de aceite reciclado y viejo que le revolvió su miserable estómago. sin pensarlo dos veces, alejandro abandonó el lugar, botó los restos del pastelito, y fue a comer las gloriosas empanadas del unicentro. pero, mientras comía, se le ocurrió que quizás era hora de hacer la buena labor del día. o del mes. o del año. realmente no importa, pero alejandro pensó en volver donde el vendedor de pastelitos para darle el feedback de su producto: de esta manera, el hombre estaría consciente de la mierda que vendía, e introduciría mejoras que aumentaría la calidad y las ventas. pero justo cuando alejandro volvió al puesto de pastelitos, el tipo ya había vendido toda su mercancía, y alejandro quedó tan sorprendido que se olvidó dar el feedback: mientras caminaba al metro sólo calculaba mentalmente la ganancia, bastante rentable, por cierto.

04 septiembre 2012

jalabolicracia

fíjate, chico, yo tengo cuatro años trabajando aquí, yo estudié, soy profesional, y la encargada nunca me ha asignado unas extensiones. menos la queratina. y la muchacha nueva tiene un mes, pero como le trae desayuno, almuerzo, cena y hasta marido, entonces a ella sí le asignan extensiones. pero a mí me ladilla jalar bolas, no sirvo para eso. menos mal yo tengo a mis clientes, porque tú ves, yo estuve un tiempo fuera y aún así tú volviste, ¿ves?. en cambio, ponen a una muchacha que no sabe a poner extensiones, sólo porque le trae la comida a la encargada, y la caga, y se pierde el cliente. porque el cliente se da cuenta cuando le hacen un mal trabajo, cuando lo matean. dicen «ay, pero sí se tardó poquito, ¿lo habrá hecho bien?». pero así funciona en todos lados, ¿tú ves, el tipo que era el ministro de salud, que terminó siendo veterinario?. y es que si uno fuera recién llegado, pero yo he estudiado, soy profesional. pero no hay meritocracia. hay jalabolicracia. por eso es que hay tantos buhoneros. uno termina entendiéndolos.

01 septiembre 2012

crisis postcoito

mi mujer sufre de crisis postcoito. la llevé al doctor y me dijo que debe ser por la eurocrisis. «si sube el iva le vendrán dos reglas», comentó, preocupado. le pregunté a mi mujer en qué pensaba después del sexo. yo le dije que recordaba el capítulo de los simpsons cuando bart adoptaba un elefante. toda la familia se avocó tanto al paquidermo, que el perro hasta habló para llamar la atención de sus dueños. pero cuando volteé, mi mujer estaba dormida. yo traté de pensar en la eurocrisis, pero recordé que tenemos más subsidios que alemania; si el petróleo vuelve a 40 tendremos que comer libros. quizás la eurocrisis es una paranoia colectiva. por ejemplo, yo siempre me agacho cuando paso frente a una ventana. ¿y mi mujer qué pensará después del sexo? a lo mejor sólo piensa en kevin johansen, en la canción en mi cabeza, que susurra ahora, dormida.

31 agosto 2012

linda

linda era la típica hija de árabes del interior que decidió «ser alguien» en la vida y tener un título universitario, a pesar de que su familia hace años le tenía marido asignado. por eso, aunque la libertad caraqueña le dio pie para aumentar unos kilos, apenas pisaba un apartamento de un chico hablaba sin parar de sus graves problemas de estreñimiento, lo cual no deseaba «ni a su peor enemigo».

finalmente se graduó con excelentes notas, para nada, porque apenas terminó el acto comenzó una dieta estricta que puso sus brazos como dos palos de escoba. todo esto, para caber en un diminuto vestido de boda de cinco mil dólares que utilizaría en su boda de cien mil dólares, y donde sólo un par de amigos de la universidad pudieron recordarle su paso por aquella institución.

para nada, porque al año ya estaba embarazada, y mientras amamantaba a su niño no se daba cuenta de que realizaba una transferencia de fluidos.

duda

el otro día a susana se le acercó un viejito pidiendo dos bolos. el tipo estaba bien vestido y tenía cara de buena gente. es muy importante aclarar este último punto. porque hay personas que no nos dan buena espina, algo nos dice que nos está mintiendo. como el supuesto padre de familia desempleado, a quien le urge comprar tal medicina para su hijo, o el pseudomalando que se monta en el bus mostrando una boleta de excarcelación de los teques, y que está reuniendo para el pasaje a barquisimeto. pero este viejito parecía sincero. además, sólo pedía dos bolívares. susana le dijo que no tenía nada, pero cuando el hombre se fue, quiso dárselos. «sólo eran dos bolos», pensó, arrepentida.

23 agosto 2012

cosas que no entiendo

con la lenta instalación del nuevo ascensor de mi edificio, el elevador restante recibe toda la carga del bloque. por eso, se daña por lo menos una vez al mes. pero hace unos días ocurrió la avería más grave: se dañó la polea.

no sé si saben, pero la polea es una parte fundamental del ascensor. en la imagen abajo, es ese círculo por donde pasa la guaya que sostiene a la cabina y al contrapeso, en ambos extremos.


si la polea está mala, bueno, la cabina puede golpearse con las paredes, y volverse mierda. por eso es tan importante. así que la junta de condominio decidió:

  1. desmontar la polea del ascensor nuevo y montarla en el elevador backup
  2. mandar a reparar la polea del elevador backup para instalarla en el ascensor nuevo

malazo.

me sucede lo mismo cuando compro un doritos o unas ruffles, y noto en la parte posterior del empaque, debajo de la lista de ingredientes, un dibujito que dice
dile no a las drogas
y pienso si de verdad algún drogadicto se llega a fijar en ese detalle del empaque, si siente remordimiento, y comienza su rehabilitación. o quizás es sólo irresponsabilidad social.

tampoco entiendo el término «kitsh». según wikipedia, es «cualquier arte que es pretencioso, pasado de moda o de muy mal gusto». ¿pero el mal gusto de quién? ¿podría hacer yo una lista de que considero de mal gusto y llamarlo «kitsh»? ¿es el «kitsh» democrático? a ver:


  1. donas glaseadas
  2. libros sobre una mesa de sala
  3. star wars
  4. los perrocalientes de los puestos plumrose
  5. dios
  6. chávez es otro beta
  7. algunos cuentos de mi libro

14 agosto 2012

reproches

te mandé millones de cuentos, pero nunca me escribiste un comentario.

yo volé papagayos pensando en ti. pensaba que mientras más te halaba, más te ibas. por eso usaba un pabilo y palillos fuertes, el celofán con los colores de la bandera nacional.

hasta me bañé con mangos para que me rastrearas, pero no volviste.

y dejé de creer en la gente, por ti.

09 agosto 2012

El malandreo, según Bernand Heighs


a Fernando Jantzent


E. conducía su motocicleta china de 50 cc por la avenida, cuando se encontró un semáforo en rojo. Entonces, E. detuvo su moto detrás de la franja peatonal, en medio de dos automóviles parados en sus respectivos canales de circulación.

¿Qué iba a esperar nuestro querido E., quien trabaja en una empresa estatal y mata tigres vendiendo marquesas de chocolate, que una veintena de motos iba a tocarle las bocinas, y hasta calumniarle a gritos, para que se comiera la luz del semáforo? E. tuvo que maniobrar con destreza de halcón de aeropuerto para empujar la moto hasta el rayado, con extremo cuidado para no tumbar a su hijo de cuatro años que llevaba entre las piernas. Todo esto, mientras los veinte tipos le pasaban a un lado a 20 kph, y le gritaban: «Quítate, pajúo».

De eso se trata el malandreo.

El gran filósofo uruguayo, Bernand Heighs, apuntó en su obra «La ética desde el Sur», que el malandreo tuvo un origen similar al chalequeo, una forma de protesta sutil y audaz empleada por los antiguos griegos ante el corrupto sistema ateniense. Sin embargo, quien lo puso de moda fue Sócrates, quien luego de una intensa disertación sobre matemática euclidiana, dijo que no sabía nada de nada, y se tomó un shot de cicuta.

Pero, según Heighs, en América «el primer registro de malandreo, viene de las palabras de Simón Bolívar, cuando en aquel terremoto de caracas en 1812, se montó sobre unos escombros y le gritó a la gente (aún devastada ante la pérdida de familiares y bienes) que no se preocuparan, porque ellos le darían una tunda a la naturaleza, para que respetara».

Pronto, lo que inició como un acto de irreverencia, se degeneró rápidamente en pérdida del respeto. Algo así como el  reggae dio origen al reguetón, o el surrealismo inspiró al pop art.

Yo: ¿Y qué inspiró el gusto desenfrenado por las armas, el dinero fácil, la vestimenta de colores brillantes y el vocabulario ofensivo y soez?
BH: Sin duda, una mala interpretación de Scarface con El Príncipe del Rap.
Yo: ¿Pero nada de un sistema judicial ineficiente y corrupto, crisis económica y desempleo, narcotráfico, deserción escolar para vivir en las calles según la ley del más fuerte?
BH: Ah, sí, eso también. Full chimbo, ¿no?

Hace poco a E. le robaron la moto. E. la entregó sin mirar rostros. Pero, antes de irse, uno de los choros le dijo amablemente:

El malandreo es el pecado capital que le faltó añadir a Gregorio Magno en su lista definitiva. No es soberbia ni orgullo, ni algún sentimiento de superioridad. Es simplemente la ruptura de lo que Rosseau llamó la  «libertad civil», el orden establecido, la sociedad de no-derecho o del «bochinche», como la llamó Miranda.

Los antisociales se fueron haciendo caballitos, y casi chocan con la patrulla policial que pone una alcabala en la otra esquina. La luz del semáforo estaba en rojo para los carros, pero E. cruzó la calle con cuidado, rápidamente.

22 julio 2012

a los trece

en algún punto de los noventa, los pantalones a nivel del ombligo pasaron de moda, pero yo nunca me enteré. supongo que fue mi culpa: mi madre era entonces mi asesora de imagen, y ella vio muchas películas de clint eastwood.
yo tenía trece años, y era el más sobresaliente del salón, con un impresionante promedio de 19.6 sobre 20. era nerd, sí, pero en la primaria había sido buen jugador de fútbol y de atletismo, habilidades que fui perdiendo en el transcurso del bachillerato. para rematar mi seguridad, el ortodoncista me puso aparatos y el oftalmólogo lentes. pronto johana, mi mejor amiga súper linda, se fue distanciando hasta no saber más de ella.

no voy a negarlo, la gente del colegio trató de ser buena gente conmigo. un día se reunieron todos, y me pidieron que me bajara los pantalones: no hasta los tobillos, pero al menos hasta la cintura.
pero yo me negué. me pareció un abuso de su parte, una humillación. yo era delegado del salón, y ostentaba una moral poco cuestionable: meses antes, le había echado paja a mi grupo de amigos porque se montaron sobre las mesas a bailar en pleno recreo. ahora sentía que se vengaban.
voy a justificarme: con trece años de edad yo me la pasaba viendo comiquitas infantiles de cartoon network, y la programación completa de discovery kids, que incluía el «el cartero pat» y «artemanía». con mi hermana construimos un castillo de cincuenta centímetros de alto con puro rollos de papel tualé.


pero de penes, semen o masturbación no tenía idea. aunque tampoco era súper ingenuo, porque a los nueve ya restregaba mi glande contra una toalla, consciente de que me producía placer. además, ya a los trece comenzaron a salirme vellos genitales. mi nuevo temor, junto a la muerte, fue tener el pene pequeño. por si fuera poco, a mi padre lo trasladaron a la petroquímica de josé, cerca de barcelona, por lo que nos mudamos cerca de la playa.

a los trece fue el primer gran cambio de mi vida. perdí a mi único amigo de entonces, y me volví más solitario. pero descubrí la salitre como combustible, los paseos en bicicleta al atardecer, el sol que me puso más moreno. y descubrí la literatura, de la mano de dos joyas: pedro páramo y crónicas marcianas.



16 julio 2012

La Gesta Oficial

Ricardo Contreras resultó ganador del primer show de rating masivo de TVES, «La Gesta Oficial».

«La gesta oficial» fue mezcla de reality show con Los Gladiadores Americanos. Ricardo superó sin problema las primeras asignaciones: cruzar las luces en rojo de los semáforos (+30 puntos), detener a rústicos conducidos por jovencitos caucásicos para sacarles dinero (+50 puntos), y vender pollo en mercados improvisados (+55 puntos).

Pero cuando le pidieron contrabandear gasolina en la frontera utilizando un camión cisterna de agua potable, pinchó un par de cauchos al perder el control del camión, porque nunca había conducido más que un Chevrolet Corsa (-40 puntos).

Todos pensaron que era el fin. El hashtag #UnaOracionPorRicardo fue trending topic venezolano por seis días.

Afortunadamente, Ricardo pudo nivelarse con su asignación en la comisión antidrogas: retrasó un vuelo a madrid durante cinco horas, al vaciar todas las maletas sin encontrar siquiera culantro de monte (+70 puntos). Pero su gran éxito llegó al dirigir una empresa de manufactura, la cual anunció la fabricación de 300.000 equipos al año, aunque realmente los compraba en china a dólar preferencial y los vendía en venezuela a dólar paralelo (+500 puntos).

Se espera que Ricardo pronto publique su primer álbum de reguetón, que se llamará «Ricardo, el Oficial». El video del single «La cosa más linda» será rodado en Choroní, con algunas tomas sobre edificios de Miami. Seguramente llegará al top ten de HTV en la primera semana.

01 julio 2012

Manteca Tres Cochinitos


Debí advertir desde el principio que el taxista tenía cara de masturbarse con libros de anatomía.

Lo tomé en el centro comercial, después de mi frustrada salida con Jéssica. Le había pedido a Jéssica compartir los gastos del taxi y del cine antes de saber que ella había ganado el Miss Cocodrilos. Hasta le extendí la palma de la mano para que me diera su parte del pago; un desastre, lo sé. Porque es conocido que las misses esperan que sus parejas paguen todo en las salidas al cine o a una discoteca, y que hay muchos babosos deseando hacerlo. Por eso me enrollé. El lío con las chamas lindas, sencillas y amables es que generan esa falsa sensación de tener chance con ellas. Pero la realidad era que yo, sin dinero ni carro, estaba en un nivel muy inferior al de mi compañera de estudios.

Para hablar claro: si Jéssica hubiera sido sólo la estudiante de administración de la Santa María, a mitad de la cinta ya nos hubiéramos dado los besos. Y después de un helado, nos hubiéramos ido a «estudiar» a mi casa. Pero con la Miss Cocodrilos, por primera vez vi toda una película en el fockin cine. Y mala, de paso.

Así que la mandé en un taxi a su casa, y yo elegí a un nova del 78' como transporte para la mía.

El carro aceleró rápidamente pese a estar destartalado. A medida que aumentaba la velocidad, la carrocería temblaba con más fuerza. Mis nervios se hicieron evidentes.

—Tranquilo, paisa, que nunca llego a cien —dijo el taxista guiñando el ojo—. Cuando llego a cien la temperatura del carro también lo hace.

Sonreí. El taxista era un negro alto con vestigios de acné en la cara, macizo más no corpulento. Iba vestido con un bluyín tan desgastado como su auto. El taxi tenía periódicos como alfombra, y orificios en el piso que mostraban el asfalto de la carretera. Ninguna luz interior encendía, ni siquiera del tablero, y las ventanas entreabiertas eran la única ventilación disponible.

―No es por eso ―dije con sonrisa insatisfecha―. Acabo de cagar una salida con una Miss Cocodrilos.

El chófer me miró decepcionado. Pocas veces había visto una mirada tan compasiva. Como si de verdad le hubiera importado mi comentario frívolo, dicho para evitar silencios, rellenar transiciones. No era necesaria tal sobreactuación, pero el tipo parecía dispuesto a seguir hablando con intensidad. Tomó una respiración larga, y soltó como si le apasionara el tema:

―Cónchale, primo, un varón de verdad no se pela ésas oportunidades. Mira, un varón se tiene que sentir seguro de sí mismo. Yo siempre ando seguro de mí mismo. Y mira que taxear a esta hora de la noche no es mango bajito con tanta moto porái. Por ejemplo, anoche venían unos choros por cada lado en la avenida esa del Makro de La Urbina. Ellos creían que no los había visto pero yo sí los vi. De día, si les das un coñazo vas preso, de una. Eso no es como antes que ibas a Fiscalía o Tránsito, ahora te llevan de una pa' La Planta o al Rodeo. Pero yo los mandé fue pa'l piso, y salí pirao. Los motorizados son unas mentes, papa. Son como los caballos, sólo ven pa'lante. Y cuando voltean es para quitarle lo que es de uno...

El taxista se inspiraba cada vez más. Pronunciaba cada sílaba abriendo mucho la boca, dejando ver un molar de oro que brillaba en su boca oscura, que me alarmó como una llamada telefónica a medianoche. Porque si hay tanto malandros «porái», ¿por qué este taxista mostraba tanto su diente de oro?

―Okey ―traté de matar la conversa―. Pero esta es una chama que está fuera de mi nivel. Las modelos siempre van pendiente de tipos con plata, y yo ni siquiera tengo real para pagar un taxi con aire acondicionado. Tú sabes cómo es.
―Ah, no, tú lo que estás es soyao, hermano―gritó, más intenso que nunca―. Yo no sé cuál es tu güiro. Si la jeva salió contigo es porque iba pendiente de algo, ¿o no? Y si después te manda a la mierda, qué diablos importa. Ya te la habrás cogido bien rico, y antes que otros babiecos, ¿no es así?

Miré la autopista. Pasamos por encima de restos de un perro muerto, triturado. Más bien carne molida esparcida sobre el asfalto, con trozos de patas y orejas. Si de aquella carne si hicieran salchichas, se llamarían con razón perros calientes.

―Tienes razón ―respondí para seguir la corriente―. Eres un hombre muy sabio.
―Que te lo digo yo, mi costilla. Aquí donde tú me ves, he cogido montones de culos que suben al taxi. Y culos buenos, ¿oíste?: catiras con tetas operadas, morenas, hasta gringas. Se montan, conversamos un ratico, le doy unas vueltas, pin-pun-pam, y al ratico caen. Yo creo que se fijan en el tamaño de mi güevo. Se dan cuenta, las muy sucias.

Yo sabía que estaba mintiendo. Era imposible que tipas que estaban ricas y hasta gringas se montaran en esa mierda de automóvil. Sin embargo, había algo que intimidaba en su seguridad para decir las cosas. Algo en su historia que parecía verídico.

―Ah, y chamitos también.
―¿Cómo?
―Hijitos de papá, como tú ―dijo con sonrisa macabra―. Al principio se hacen los machitos, me hablan de sus jevitas, y yo les hablo de las jevas que me he cogido. Y así, de repente, me comienzan a mirar el güevo. ¿Qué hago yo, varón? Me voy hacia La Florida, saco mi Manteca Tres Cochinitos, y los lanzo para el asiento de atrás. ¡Ay!, cómo le gusta a esos condenados que se los cojan bien duro, varón. Son los que más lo disfrutan, los sucios. Por eso siempre estoy preparado.

El taxista se inclinó hacia mi puesto de copiloto, y abrió la guantera. Adentro había un envase de Manteca Tres Cochinitos con evidente uso. El polvo se había adherido sobre la capa de grasa amarillenta, mientras la luz de la guantera dejaba ver huellas digitales dispersas, como una fockin luz fluorescente de películas de detectives.

Miré hacia afuera. Estábamos camino a La Florida, o a cualquier lado que no era mi casa. Entonces, finalmente, reparé en el entrepierna del taxista. El tipo había sacado su miembro del pantalón, y éste formaba, erecto, una C que terminaba en su ombligo. Pero había algo más asqueroso: un denso bosque de vello negro recorría la pelvis, el escroto y parte del pene, e incluso se expandía al abdomen.

Traté de abrir la puerta pero estaba trancada. La ventana tampoco tenía manilla. Entré en pánico, por supuesto. Yo no estaba preparado para una penetración anal, nunca lo estuve. Una vez un amigo me agarró una nalga en pleno centro comercial, y me sentí tan humillado que comencé a llorar allí mismo. También le hice jurar que nunca más volviera a hacerlo.

El taxi se detuvo. El chófer destapó una navaja cromada con una mica de piel de leopardo, y me dijo:

―Pásate para atrás, becerro.

En ese momento exacto comencé a llorar. No era un llanto común, básico. Era escandaloso, atorrante, con gritos exagerados y flema que excretaba por la nariz y chorreaba por mi boca. Tampoco era un llanto consciente. Podía tornarse agudo o grave como el rebuzno de un burro, como cuando pinocho se supo perdido y le comenzaron a a salir las pezuñas. Me bajé los pantalones, y comencé a untar mi ano con Manteca Tres Cochinitos. También mi pene. Antes de darme cuenta, todo mi cuerpo estaba desnudo y engrasado como una cadena de bicicleta, como si todo mi cuerpo fuera un condón recién sacado del estuche. Todo esto mientras lloraba, por supuesto. Mi llanto de «jabonofóbico» trastornado al que le cortan el agua en la ducha justo cuando está todo enjabonado.

El taxista se pasó a asiento trasero e intentó agarrarme los brazos. Pero yo estaba tan lubricado que sus manos resbalaron y no pudo sujetarme. El tipo gritó molesto y trató de tomarme por la cintura. Tampoco pudo, y en el tirón se golpeó la cara. Yo seguía llorando a moco suelto y el tipo refunfuñaba como loco porque sus manos resbalaban una y otra vez, porque yo estaba manchando sus butacas de manteca, porque el olor a manteca vencida se era bastante insoportable. En un arrebato de enojo, el taxista golpeó con fuerza el asiento del piloto y éste se despegó de la carrocería.

Eso pareció ser el colmo. Aquella imagen de su auto destruido junto con mi aspecto gusanesco debió arruinar la erección de mi potencial amante. Sólo sé que el tipo abrió la puerta del taxi, me pateó a la calle, y arrancó a toda velocidad.

Y, la semana siguiente, salí de nuevo al cine con Jéssica, la Miss Cocodrilos. Repartimos gastos y a ella no pareció importarle. Pero esta vez tomamos juntos un taxi de línea del centro comercial.

19 junio 2012

Instrucciones para aplicar un tocamiento

Causa
Dolor de garganta causado por una infección postgripe o alergia, extendido por la resistencia de las madres a comprar antibióticos.

Aplicación
Junte los dedos índice y medio; si son gordos, mejor. envuélvalos en algodón, de manera de no exponer ningún trozo de piel. Báñelos en oraldine hasta empapar todo el algodón. Acto seguido, proceda a introducir el conglomerado dentro de la pequeña boca de su hijo, penetrándolo hasta las amígdalas. Debido al carácter ambulatorio-artesanal del procedimiento, es natural que el paciente muerda efusivamente los dedos: es su turno de repetir unas cuantas maldiciones, y restregar los dedos en la garganta.

Observaciones
Puede aplicar pausas cuando el paciente no pare de toser. Mínimo cuatro horas luego de una comida.

09 junio 2012

susana es una casa

susana es una casa, a veces el metro, otras veces un paraguas. es el último removedor de café que tenían en la panadería, un almohadón de plumas, un libro que creía perdido que juraba haberlo prestado a una chama que nunca leía pero que estaba buena. susana son mis lentes, los «que» excesivos en una oración, las caries de mis muelas, el reguetón estruendoso de un carro por la avenida.

susana es el camión de basura impuntual que no recoge un LP de sinatra durante tres días.

es una idea a la medianoche.

(ésta idea)

02 junio 2012

dios y marqués de sade

en su libro juliette, el marqués de sade, a través del personaje de la superiora delbene, expone sus ideas contra dios. comienza con jesucristo:

¿qué me ofrece para demostrarme a su dios? ¿cuáles son sus cartas credenciales?: piruetas, comidas con los miserables, curaciones falsas, juegos de palabras y engañifas. él es hijo del dios que me anuncia; este villano que no sabe ni hablar y que no escribe ni una línea es dios mismo.

también le tira al judaísmo:

efectivamente, el legislador moderno sabe mucho más que el antiguo; al primero le bastaba con hablar con su maestro; el segundo es de la misma sangre. moisés persuade a su pueblo de que el resplandor del rayo es para su beneficio; jesús, más inteligente, hace él mismo el milagro.

sade considera un absurdo que nuestra ignorancia sobre el origen del universo justifique la existencia de dios. pero va más allá: se burla de las personas que aseguran que existe el alma, la cual no puede concebir como inmortal. ante estas sombrías declaraciones, juliette replica:

―pero ¿el dogma de la inmortalidad del alma no reconforta a los desdichados? cuando se tiene una ilusión, eso es estimulante y agradable, ¿no es un bien para el hombre el pensar que algún día sobrevivirá en el cielo y tendrá todo aquello que no pudo tener en la tierra?
―en realidad ―respondió delbene―, no veo que valga la pena envenenar a la humanidad honesta únicamente para tranquilizar a unos cuantos imbéciles.

y remata

¿no dicen que hace falta la gracia de su dios para salvarse y que dios no se la otorga más que a muy pocas personas? he aquí ideas muy consoladoras, y ¿no es mejor ser destruido que arder eternamente?

31 mayo 2012

cambio de lentes



cambié de lentes, pero sigo teniendo problemas con los avisos luminosos. ahora llevo frutas para merendar en la oficina, no chocolates. las frutas son un accesorio de las plantas, ¿qué necesidad tienen ellas de meter sus semillas dentro de carne y agua? me recuerdan a michael jordan. el tipo iba solo a encestar el punto, y hacía tres fintas antes de meter la bola en el aro.

(accesorio == belleza)

creo que he madurado. me satisface más escribir un texto valioso para mí, que alguien me diga que le gusta.

pronto caeré de la mata. ¿cómo serán mis semillas?

22 mayo 2012

La soga en la cuerda


Hay un árbol en escena, un árbol de mamón o mango. Un hombre vestido con ropa sencilla aparece: trae una soga dentro de una bolsita. Comienza a hablar mientras trata de colgar la soga en el árbol.

Pedro: Al fin un árbol que parece fuerte. Tengo caminando dos horas por este cerro de mierda y sólo consigo más mariposas. Es como si me acosaran por todo lo que les he hecho. (Ve una mariposa volando cerca de él) ¡Otra mariposa! Es insoportable. ¿Por qué se me ocurrió matarme en un lugar con tantas mariposas? Son seres despreciables, asquerosos. Sólo con pensar que alguna vez fueron gusanos me da asco. El otro día fui a coletear la casa y cuando sacudí la mopa salieron millones de gusanos. Casi boto el wafle ahí mismo. Los gusanos movían su cuerpo como una manada de epilépticos en un gran plato de espagueti. Traté de matarlos con el Lavansan, pero como no morían tuve que caerle a zapatazos. La gente sobreestima a las mariposas pero hay que recordar siempre que ellas vienen de los gusanos.

Se acerca a escena una muchacha también con una soga dentro de una bolsita. Debe estar en último año de bachillerato.

Isabel: Buenas...
Pedro: (Sorprendido) Buenos días, joven. ¿Qué hace por estos lares tan temprano?
Isabel: Vengo a colgarme en una mata, como usted. ¡Y yo que creía que lanzarse al metro estaba de moda!
Pedro: Bueno, así es, sí... este... pero esto está un poco incómodo, colgarnos los dos en un mismo sitio. Es como pavoso. ¿Por qué no subes un poco más por la cascada? Allá se ven unos árboles bien robustos que te pueden servir.
Isabel: (Quejándose) Estoy cansada. Tuve que agarrar dos autobuses para llegar hasta acá. Y después subir corriendo porque los chamitos que fuman en la primera cascada creían que yo tenía monte y me querían robar.
Pedro: ¿Te siguieron hasta acá?
Isabel: Creo que se desmayaron. Es que estaban pasaditos del pito.

Pausa larga. Ella lo sigue viendo mientras él continúa de espaldas tratando de colgar la cuerda. Entonces, él se voltea irritado.

Pedro: Bueno, lárgate de una vez a tu propio árbol. No tengo todo el día para esto.
Isabel: (Casi llorando, a la defensiva) Es que no tengo nalgas, ¿OK? Es por eso que me quiero matar. ¿Te parece muy estúpido?
Pedro: ¿Cómo que no tienes nalgas?
Isabel: No tengo, no tengo. Mi culo es plano, como una tabla de madera. ¿Sabes cómo me llaman en el colegio?
Pedro: ¿Cómo te llaman?
Isabel: ¡Pantalla plana! ¿No es O-B-V-I-O? Si tengo un culo plano así me van a llamar.
Pedro: (Perdiendo la paciencia) Mira, niña sin cuerpo, no me interesa si tu culo es plano o tus axilas muy peludas, pero yo llegué primero a esta mata y tengo derecho a tener calma y privacidad en este momento, así que te agradezco...
Isabel: (Interrumpiendo) ¡Claro! Te parece estúpido que me vaya a matar por una causa inferior a la tuya, ¿no? Pues tú no sabes por las cosas que he pasado, lo tortuoso que es no tener nalgas. (Llorando) Todos los días cuando terminan las clases me duelen los huesos del coxis, porque no tengo carne que amortigüe mi peso. Tengo dolores horribles hasta que me despierto en la mañana y tengo que ir otra vez a sentarme en esos malparidos pupitres de madera. Entonces mi abuela trata de inyectarme calmantes en la nalga pero termina clavando la aguja en el hueso, y el dolor se hace tan horrible que deseo arrancarme las tetas y ponérmelas en trasero. Tú no sabes lo que es el dolor hasta que te tocan un hueso con una aguja, imbécil.

Pausa corta. Ella comienza a sacar la cuerda para colgarse. Pedro está un poco impactado por la confesión.

Pedro: (Sintiéndose culpable) Disculpa, yo no sabía...
Isabel: (Interrumpiendo) ¡Disculpa una mierda! No sólo tú tienes derecho a matarte, otros también lo tienen, aunque sean por motivos idiotas. (Sufriendo) ¡Ay, qué vida tan desgraciada! Si oyeras los piropos mediocres que me dicen en la calle, son horribles, voy a morir virgen porque a los hombres de este país le gustan los culos grandes y carnosos, a los que puedan darle una nalgada sin fracturarse los nudillos.

Pausa corta. Pedro detiene su trabajo y baja la cabeza.

Pedro: (Confesando en voz baja) Bueno, yo soy un genocida de mariposas.
Isabel: ¿Cómo?
Pedro: (Sube la voz) Genocida de mariposas, tú me oíste. Cuando veo mariposas, me vuelvo loco, comienzo a matarlas con la escoba o el insecticida.
Isabel: (Asqueada) ¿Pero por qué a las mariposas? Si son tan lindas.
Pedro: ¡Son asquerosas! Vienen de los gusanos, sólo cambian de máscara pero siguen siendo asquerosas. Se meten en mi apartamento cada vez que llueve y se colocan en el techo con sus alas marrones. Son quince o veinte, algunas comienzan a volar alrededor de la lámpara y caen quemadas. Quedan de espaldas y lo ves, su cuerpo es de un gusano seco, expirado, y las alas marrones sólo son extensiones de esa piel de madera podrida. Te lo juro que lo cuento y siento escalofríos, casi todos los días lo mismo, no puedo seguir viviendo así. Ya he matado a cientos de mariposas y siguen viniendo a la casa, me retan y odian, te juro que me odian.

Pausa larga. Comienza a llover y a haber truenos. Ambos terminan de ajustar la cuerda.

Pedro: ¿Y esta lluvia? (Ve al cielo) Me da un poco de miedo la lluvia. (En tono íntimo) Hace que salgan las mariposas.
Isabel: Deja el cague, anciano. (Suspirando) Esto es lo que me faltaba, un viejo miedoso como compañero de árbol. (Decidida) Mira abuelo, me sequé el cabello ayer, y no quiero estar viva cuando se me vuelva un desastre. Así que vamos dándole, por favor. ¿A la cuenta de tres?
Pedro: (Indeciso) Está bien. Uno...
Isabel: Dos
Pedro e Isabel: ¡Tres!

Ambos se cuelgan totalmente en pánico, tanto así que aferran las manos de las cuerdas que aprietan sus respectivos cuellos.

Isabel: ¡Ayúdenme, me ahogo!
Pedro: ¡Auxilio, esto duele!

Se retuercen durante algunos  segundos, pero nada pasa, la Muerte no llega todavía. Hablan con voz ahogada.

Pedro: (Decepcionado) No me duele.
Isabel: A mí tampoco, pero fastidia. Lo bueno es que me distrae el dolor de nalgas. ¿Cuánto tiempo estaremos así?
Pedro: No sé. No leí el «Manual del Ahorcado».
Isabel: Muy gracioso, anciano. (Ilusionada) Es que estoy impaciente porque venga La Pelona. Me intriga qué será lo que nos viene ahora.
Pedro: No he pensado en eso. Quizás  nubes, ángeles con arpas. Lo típico.
Isabel: Ah, sí, nubes. Me gustan las nubes porque no duele sentarse en ellas. Se ven suaves como el algodón. ¡Ah! Y animales. Que haya perros y morrocoyes. Me encantan los morrocoyes.
Pedro: ¿Animales? Todo el mundo sabe que no hay animales después de muerto.
Isabel: (Retadora) ¿Y cómo estás tan seguro?

Pedro se queda pensativo un momento y explota.

Pedro: (Molesto) Oh, diablos, ¿por qué nunca pensé en eso? ¿Y si también hay mariposas? ¡Demonios! ¿Por qué todo me sale mal? ¡Tres mil demonios! ¿Acaso nunca me libraré de ellas? (Llora desconsoladamente)
Isabel: (Incómoda) Bueno, viejo, no quería decirte esto, pero hay gente que pone mallas en las ventanas para que no entren insectos.
Pedro: (Recuperándose del shock) Es cierto... ¡Es brillante, nunca se me habría ocurrido!
Isabel: Yo, en cambio, moriré virgen. Incluso a los chicos que no me gustan, les encanta un trasero bien redondo.
Pedro: Me imagino. Pero igual todas las mujeres tienen el culo grande en cuatro.
Isabel: ¿En serio?
Pedro: Te lo juro.

Ambos se quedan pensativos. Fijan una mirada absorta hacia el público por un minuto.

12 mayo 2012

claudia, la feliz

no entiendo por qué claudia es tan feliz. y no me refiero a felicidad como término socialmente aceptado. es cierto, ella está (felizmente) casada, y tiene un niño que dice querer más que a sus propias extremidades. pero yo no creo en esa «felicidad» de detergente de comercial de televisión. yo sólo creo en saldos positivos entre alegrías y tristezas.

pero si le preguntas a claudia, te dirá sin pensarlo

soy 100% feliz

lo cual es la única calumnia de la oficina que no he logrado desenmascarar. es cierto, jamás la he visto molesta, pero javier, el chico de mercadeo, se la pasaba diciendo que él se cogía una puta distinta cada tres días, y luego un consultor de san cristóbal lo vio en una disco gay de sabana grande.

ya ves, no meto las manos en el fuego por nadie.

aunque si preguntas en la oficina, dirán que claudia es la persona más linda del planeta. siempre hay un jalabola que le regala un milky way o una nucita, y entonces ella lo reparte entre nosotros pero también come. coloca un trozo sobre un post-it, y le da pellizcos como si pasara una página de un libro. come y no engorda. entonces habla de su casa que no tiene comedor, sino un mesón de granito que separa (y une) la cocina de la sala. o del mueble feo que le regaló la suegra pero le encanta. o del último campeonato de fútbol que ganó su hijo, al que «estimuló» en la barriga para que fuera tan inteligente.

pero lo que me hizo reventar fue cuando un día vanesa nos dijo

no, y ella también lee

como si comprar el alquimista fuese un grandísimo acto intelectual. maldita. yo sí he leído a cortázar y a borges, tipos que ella seguramente ni sabe que existieron.

por eso, no aguanté. apenas compartió una foto del facebook que decía: «cuando se lee poco, se dispara mucho», la acribillé. se trataba de un cartel que sostenían un grupo de mujeres jóvenes frente a militares fuertemente armados. comencé diciéndole que esa frase era muy bonita, sí, pero carecía de todo sentido. porque leer mucho no te garantiza que no dispares, o que no mates; ni siquiera que seas una buena persona. además, ¿leer mucho qué? ¿literatura? ¿cómics? ¿jardinería? ese tipo de autoindulgencia, de sobreestima por creerse culto, ese mojón semiintelectual me parecía que era el peor estigma de nuestra cultura.

yo pensé que reaccionaría. pero lo que hizo claudia fue darle un «like» a mi intervención. y para colmo, al día siguiente, repartió el chocolate diario entre todos por igual, sin favorecerme ni castigarme. como si no existieran balances en la vida, como si su estado de felicidad fuera absoluto, íntegro.

pero yo no meto las manos en el fuego por nadie. yo sé algún día ella va a explotar. lo sé.

19 abril 2012

entrevista 2

últimamente he sentido una presión innecesaria por publicar entradas «de calidad», algún complejo post-libro que trata de conservar la cantidad de lectores a punta de discreción política. pero yo no quiero hablar de política. quiero que nos sentemos a hablar de la vida, como en un capítulo de dawson's creek.

pero temo caer en lugares comunes. odio sentir ese temor. ese temor no lo tienen paulo coelho ni deepak chopra, y hacen full plata con ello.

está bien, tampoco me interesa hacer plata. sólo digo que temer es ser menos libre, ¿no estás de acuerdo?

todo es culpa del cristianismo. nos dio mandamientos y pecados que hasta mis padres ateos me inculcaron. es normal que haya un contrato social (no piso tu grama ni tú pisas la mía), pero también debemos ser honestos con nuestros intereses: si te gusta matar elefantes o tener una decente calidad de vida gracias al capitalismo, ¿de qué te quejas?

además, ¿tú crees que toda esta paja le interesa a un mototaxista que se come la luz del semáforo, y a quien sólo le importa hacer seis carreras diarias para comprarse un LCD samsung de 32 pulgadas?

para nada, man. eso sí, todo el mundo llora cuando ve alguna escena manipuladora de slumdog millionare.

13 abril 2012

el último rugido

efectivamente, el viejo ya estaba ondulado, y la abuela, nada que le hablaba. la muy maldita lo había llenado (uno) de culpa y (dos) de miedo, sentimientos que un par de semanas antes no hubiese podido diferenciar.

te vas a morir de cáncer

todo, porque usó la plata del colegio para comprarse unos adiddas. pero tampoco no era plata del colegio. se trataba de una inútil materia de quinto año que lo obligaba a pedir dinero en los semáforos: el efectivo recaudado se obsequiaba a un ancianato, orfelitano, o cualquier otro lugar de gente infeliz que terminara en ato si es que en realidad se regalaba. en las vacaciones anteriores el director se había comprado una camioneta 4x4, justo cuando las alcancías se llenaron por primera vez hasta el tope.

pero también era cierto que la gente estaba sensible últimamente. días antes, claudia lo había insultado por lanzarle comida a un león de Parque del Este. claudia, quien lo defendió cuando el profesor barreto lo humilló públicamente por desconocer la fecha de declaración de la independencia.

sí, esa misma claudia.

en ella pensaba cuando entró a la habitación del viejo. su papá lucía flaco, ojeroso y seco como un león de zoológico tercermundista. lucía (su abuela) no le permitía darle siquiera una chupadita a ningún belmont, y eso (se justificó mucho después) lo estaba matando más que el  maldito cáncer. dos cosas aprendió luego:

1) no se puede colocar el nombre «lucía» a nadie en un cuento, porque confunde.
2) la gente tiene derecho a hacer con su cuerpo lo que le dé la gana

la primera, la supo luego de perder la virginidad con claudia, al echarle la historia de su vida. la segunda, cuando uno de sus compañeros de trabajo orinó sangre en la oficina. la señora de limpieza pasaba el coleto en ese instante, y no lo dejó entrar al baño. su compañero tampoco había anunciado que lo dializaban todos los martes.

sin embargo, aquella vez que compró el belmont, lo hizo por pura intuición. golpeó la caja un par de veces contra la mesa de noche, y colocó el cigarro entre los labios del moribundo. su papá dio un par de bocanadas intensas, como si por fin saliera del mar a respirar. le dijo

grac - cias

y un rostro de león que pareció dibujarse en su cara, exhaló un último rugido.

su abuela no apareció más. fue como si nunca hubiera existido.

03 abril 2012

juan griego

tres amigos cercanos a los cuarenta años llevan varias rondas de cerveza en la tasca juan griego, en bello monte norte. en la tv del local pasan "jersey shore"

raúl: el rollo que tienen los reality show, bróder, es que no tienen nada de real. porque si fueran de verdad, fueran divertidos. me explico: me ostina que los humanos tendemos a idealizar a la naturaleza, anualmente hacemos miles de estúpidos documentales sobre estúpidos animales que están por extinguirse y que merecen extinguirse, pero a la gente los animales les parecen «bellos». en cambio, un tipo comiendo un mcdonald's es un imbécil.
capitán: es que, no sé chamo...
raúl: ¿cómo no sabes?
capitán: bueno, para mí, es que nos gusta aparentar. a los seres humanos, me refiero. fíjate, el otro día fui a recoger unos libros que estaban en la mesa del comedor, uno sobre el museo del vaticano y otro de cocina, y claudia dijo que no los moviera, que ella los dejaba allí por decoración. y yo no le dije nada, estuve a punto de decirle que no fuera tan snob, dios mío. (se quita los anteojos y se restrega la cara) para serte sincero, chamo, mi relación con claudia es tan obsoleta como el himno nacional: yo quiero hacerlo pop, como ilan chester, pero ella se esfuerza por mantenerlo con el tono de marcha militar, o peor aún, como esos pavosos orfeones universitarios. y eso que ella es músico y toca violín en una orquesta. lo peor es que la chama se la tira de libre pensadora, de open mind, pero no para de revisarme el celular, de preguntarme "¿quién era?" después de que me llaman por teléfono. y cuando quiere calentarme en la cama, me dice que alguna vez quisiera hacer un trío con una tipa, pero en realidad no quiere hacerlo, no le gusta, y nunca lo hará.
diego: ah, no, capitán, es que el tema de las mujeres, ésa es otra voz. mi mujer cada vez me tiene más culebreao. cada vez ronca más, ¿me entiendes? y trata de darme besos y me respira en la nariz. coño,  capitán, a mí me arrecha que me respiren en la nariz. y eso que no te cuento la última. fuimos al mercado, y cuando estábamos pagando, se puso a supervisar cada movimiento del carajito que mete los peroles en las bolsas. tú sabes que desde que le robaron el conflé anda traumatizada, pero coño, no es para tanto. bueno, resulta que el carajito nos llevó las bolsas hasta el carro, las montó, y la caraja vino y le dio dos bolos de propina. yo no sabía a dónde meterme, te lo juro que si hubiera tenido plata en ese momento, le daba lo que sea, pero no tenía ni una locha. ¿y sabes lo hizo el carajito? apenas le dio los dos bolos dijo «náguara e' pichirre». coño, hermano, a mí se me desbarató el mundo. pero lo más cumbre no es eso, sino que mi mujer le respondió: «¿ah, sí? la próxima vez no te doy nada, bandido».
raúl: (entre ladillado y molesto) bróder, siempre tienen que cagarla hablando de sus esposas. yo intentaba hacer una conversación seria, pero vienen ustedes y me llenan otra vez de sus miserias injustificadas. creo que somos los bastante adultos para saber que sus matrimonios son un fraude, un eco 3D, echarse azul de metileno para quitarse las llaguitas.
diego: ah, no, raúl, tú no tienes que reclamar ese esequibo. porque estar casado es feo, ¿oíste?, más feo que cabimas. cuando estás casado tu mujer no te habla bonito, sólo se queja de cada fibra de tu mediocridad, del vaso que dejaste al lado del televisor, el vacío de cerveza que le ENERVA tener en la cocina. y como ella gana más que tú, tienes que quedarte (dedo índice en la boca) mira, calladito. coño, uno quiere llegar a su casa a descansar, que su comidita esté lista y puedas ver televisión tranquilamente. pero a tu mujer le da arrechera si te ve descansando un ratico. dígalo ahí, capitán.
capitán: es que, míralo así, raúl: cuando tú vas de caracas a valencia y pasas el puente la cabrera, ves el lago full cerca de la autopista. seguramente piensas que cuando eras un niño el lago ni se veía a lo lejos. pero sí se veía. sólo pasa lo que dijiste al principio, idealizas todo. estás idealizando el matrimonio, porque no estás allí para vivirlo todos los días. como tampoco vives en el fucking lago de valencia, chamo.
raúl: (más calmado) a ver, bróder, me explico. me refiero a que por lo menos ustedes tienen a alguien que está allí y les para bola. yo no logro sacarme de la cabeza la idea de que voy a llegar a los sesenta y pico de años solo, y voy a tenerme que hacer la paja porque no tendré plata suficiente para levantarme carajitas, como tú dices. y eso me jode, bróder. y si eso pasa, te lo juro que me hago las tetas. prefiero masturbarme tocando algo redondo que sin tocar nada.
diego: mierda, qué asco.
jefe: (visiblemente molesto) ah, no, no me vas a venir con tu discursito manipulador de quedarte solo y eso. como si no fuera suficiente cliché tener cuarenta y actuar como un adolescente, dios mío. tienes la vida perfecta, sin ataduras, ¿y todavía te quejas?. ya quisiéramos nosotros estar en tu lugar.
raúl: (estira los brazos hacia afuera buscando una explicación) ¿y por qué no dejas a claudia, bróder?
capitán: mira, raúl, es que si yo quisiera separarme lo haría ya mismo. no me importa la manutención, la casa, el carro, los niños. si no lo hago, es por las amistades comunes. mis amigos son amigos por parte de claudia, incluso tú. y a la hora del té, ellos cogerán adonde ella. tú sabes cómo es: los amigos de tu esposa nunca serán tus amigos. eso es un teorema. y si no lo es, debería serlo.
raúl: es que no entiendo, bróder, por qué tratas tan mal a claudia, sólo eso. esa chama hace divertido hasta una cola en el banco, hasta ir a votar a unas elecciones. en cambio, entre las jevas con las que salgo y yo hay un muro de berlín altísimo, sin un maldito checkpoint charlie. a ver, explícame, que no entiendo.
capitán: (alza su trago y bebe mientras guiña el ojo) pasa que tú no estás casado con ella.

silencio prolongado. raúl y capitán beben varios tragos de sus cervezas. diego, quien había permanecido expectante, interviene.

diego: capitán, ¿sabes por qué yo no dejo a mi mujer?
capitán: dime, pues.
diego: porque la coñoemadre hace un caldo de gallina que te cagas.

ambos sueltan varias carcajadas. raúl tiene la cabeza baja. un par de lágrimas corren hacia su boca. se limpia, suena su nariz, y levanta la cabeza.

raúl: capitán, ¿tú te acuerdas de esa caraja de maracay que te conté, la violinista de la orquesta con quien tuve una vaina?
capitán: sí, ¿qué pasó?

raúl, que parecía determinado a intervenir, baja los hombros.

capitán: (enfatiza) dime, pues.
raúl: (baja la cabeza de nuevo) no, nada.

28 marzo 2012

mal aspecto

imagínate al coyote cuando le explota un paquete de dinamita en la cara: los pelos esfloreteados, los ojos desorbitados, y esa expresión desgraciada y degenerativa. así de fea era «mal aspecto», la perra de nuestra familia, quien solía quedar preñada sin explicación, porque ella nunca salía de casa.

incluso yo, que crecí viendo en la enciclopedia británica fotos de bombas atómicas lanzadas sobre el pacífico, nunca lo supuse. todas las noches mi padre llegaba tarde del trabajo, y traía una national geographic que yo devoraba. luego, salía al patio con el telescopio de mi difunto abuelo, y regresaba aún más tarde, cuando yo estaba dormido.

pero una vez no me quedé dormido.

mi padre construyó nuestra casa cuando yo estaba pequeño. le quedó muy bonita: dos habitaciones, dos baños, cocina empotrada, sala-comedor, y un jardín trasero con una puerta que comunicaba con la casa de mi madrina. una noche me dijo

en unos años ésta será tu barraca

y sobó mi cabeza como solía hacer con  «mal aspecto». la revista hablaba sobre la bomba atómica de hiroshima, lanzada por un bombardero llamado enola gay el 6 de agosto de 1945. yo estaba seguro de haber escuchado la canción de OMD, el estribillo electrónico de nintendo daba miles de vueltas en mi cabeza. ¿cómo se habrían visto las estrellas aquella noche desde hiroshima? ¿acaso rojas?

salí al patio a preguntarle a mi padre, pero no lo encontré afuera. el telescopio estaba recostado en la pared, y la puerta que daba hacia la casa de mi madrina se encontraba abierta. recordé que mi madre dijo una vez

esa puerta nunca se abre de día

por eso, la cerré y corrí a acostarme.

desde entonces, pienso que «mal aspecto» no es un animal tan feo. cruza las patas cuando está echada en el piso, y levanta la cabeza por encima del cuerpo, soberbia y fina. incluso, la saco a pasear cada vez que puedo.

11 marzo 2012

filven 2012

después de haber visitado la fil lima 2011, la filven es una filshit.

lo malo
hace falta pabellones de países latinoamericanos. el stand de perú sólo ofrece libros de tarot, astrología y cocina internacional; por supuesto, nada de vallejo ni vargas llosa, menos de autores jóvenes como karina valcárcel, a quien sería estupendo ver aquí. creo que las ferias del libro son una oportunidad única para conocer lo que se escribe en otros países, sobre todo latinoamérica, donde estamos tan divididos y desconectados. pero ni siquiera los libros de cocina del stand peruano son de cocina peruana.

tampoco hay promoción. la estación de metro más cercana (bellas artes) no muestra indicaciones para llegar a la feria, ni los vendedores ambulantes saben que existe.

el lugar (teatro teresa carreño) puede tornarse laberíntico, pero tampoco dan un mapa de la feria para ubicar con facilidad los stands participantes. puede ocurrir que te vayas sin enterarte de que había otro pasillo. casi me pasó.

y lo obvio: faltan librerías privadas y editoriales internacionales, lo que deriva en un exceso de literatura política. planeta y alfaguara tienen stands minúsculos. además, escasos puntos de venta y un sólo cajero electrónico abarrotado. mi idea inicial era comprar un libro de taschen sobre pop art, pero ni siquiera encontré un solo libro de taschen. tampoco encontré en salón del cómic.

lo bueno
el espacio. a pesar de laberíntico, es cómodo y techado. cuenta con bastantes zonas de refrigerio, donde incluso venden alcohol. la parte trasera del museo de ciencias fue remodelada y es ahora un paseo muy bonito que se conecta con el teatro; además, tiene varios cafés, heladería y un restaurant. personalmente, nunca me gustó la feria en el parque lo caobos, porque los jardines no tenían grama y las estructuras estaban desgastadas. no ví lo romántico del asunto.

también las salas de lectura y conferencias son ahora más cómodas y atractivas a la vista. otros plus es la serie «Contemporáneos», de la colección Páginas Venezolanas (editorial el perro y la rana): material barato pero portadas atractivas, una apuesta que sale un poco del estereotipo estatal.

09 marzo 2012

nunca tuve un grupo de amigos, de vaina uno y mis primos. tampoco fui a un bar a tomarme una cerveza solo. le tengo pavor a una posible paternidad, a no desear a mi esposa, a que una chama atractiva se acerque mientras voy camino a la oficina para decirme «tengamos sexo», y yo responda sin pensar «dale, buenísimo». no es que crea eso posible, porque nunca se me acercó una chica cuando fui a tomar un café en arábica solo,

pero,

¿y s  i  s u c    e de ?

06 marzo 2012

Cenizas desde el techo



Ella siempre me corregía. En la cola de la mesa de votación, le señalé a una chama que se tomaba una foto con el dedo pintado de tinta indeleble, y ella repitió su monólogo woodyallencista sobre la estupidez humana

La gente no es idiota por la televisión, la televisión es idiota por la gente

rematado con su teoría de que el problema no era luchar contra Chávez sino contra el mojón de ser cool por odiar a chávez; según ella, apoyado por esas terribles organizaciones que daban conferencias sobre cómo «salvar al mundo».

Estaba loca, yo lo sabía. Todas las noches ella fabricaba cinco aviones de papel con cinco cuartillas de su manuscrito inconcluso, y los lanzaba encendidos desde la ventana de nuestro undécimo piso. Los aviones se disolvían en el aire, y ella se quedaba extasiada viendo cómo caían las cenizas en el suelo. Yo le pregunté una vez

¿Nunca echaste barquitos de papel bajo la lluvia?

Pero ella intuyó el tono manipulador de mi pregunta. Desde ese día comenzó a llamarme «Rubén Blades» y «Calle trece», con esa maldita media sonrisa que le salía cuando le mencionaban la candidatura presidencial de María Corina Machado.

Sin embargo, yo la amaba. Aquellas noches cuando me abrazaba por la espalda mientras yo fregaba los platos, y me susurraba

Nunca te mueras

eran mis favoritas. Todavía puedo sentir sus manos en mi pecho, sus uñas calientes afincarse en mi piel como si supiera que yo era su mejor personaje, el héroe que reivindicaría su obra exquisita.

Pero no lo supo, o no quiso saberlo, o estaba demasiado loca como para darse cuenta. La noche cuando tocó el turno de mis cuartillas, soltó un par de lágrimas y lanzó mi planeta al vacío. Casi me resigné, iba a hacerlo, pero yo también merecía un final digno, un desenlace feliz como en las novelas de Rómulo Gallegos. Por eso viré hacia la ventana del apartamento, encendí los papeles de la mesa, arrastré mi fuego hasta el estante de los libros...

Ella se precipitó de espaldas contra el piso. Intrigada y sonreída, permaneció extasiada viendo cómo caían mis cenizas desde el techo, sobre su cara.

29 febrero 2012

perros sin techo

anoche al llegar a casa, susana veía un capítulo de cheaters: una tipa forcejeaba con su novio fuerte e infiel mientras él le gritaba «perra sin techo».

yo venía de ver una mala película francesa en altamira. al salir, la oscuridad de la calle me asustó camino al metro, y apuré el paso.

de alguna manera, todos en caracas somos unos «perros sin techo» que nos guarecemos en centros comerciales, caminamos por el asfalto después de las nueve, y escondemos el blackberry en el bolsillo de atrás.

mientras caracas, fuerte e infiel, forcejea con nosotros.

17 febrero 2012

Él adoraba las chicas hipster




De ésas que usan lentes hipster y se tripean las canciones de Los Adolescentes. Que tienen un empleo cool como ponerle subtítulos a los programas de A&E, suben Sabasnieves en trece minutos, hablan otro idioma cool como portugués o francés, y son mega fan de La Vida Boheme: siempre van a sus toques en Discovery Bar.

Por supuesto, son chamas que tienen algún rollo existencial. Nada low profile, pero están locas. Sus papás las llenaron de complejos de niñas ricas, o quizás no les hicieron nada malo pero dar demás también jode. Por eso estas chamas se comen las uñas de las manos, detestan comer solas, y les encanta un tipo que las golpee cuando se emborracha, mientras ellas les recitan un maldito verso de la película El lado oscuro del corazón, y tuitean alguna cita feminista desde su iphone.

Pero él admira a las chicas hipster, su exagerada capacidad de trabajo que raya en lo absurdo, porque nadie puede estar tan ocupado como para no responder un mensaje de Gtalk a media mañana. Las ama a pesar de la falta de comunicación, esa obsesión de utilizar pocas frases que traten de ser contundentes, de esquivar sin gracia los lugares comunes, como si la vida fuera un cuento corto, una repugnante pose pseudointelectual, o una proyección vacía.

Aun así, las ama de verdad porque son demasiado cool. Por eso, un día cuando una de ellas se iba a Londres para hacer un postgrado animación 3d, él le agarró la mano y quiso besarla, o más bien decirle:

Quiero besarte mal

pero se quedó paralizado como el señor de hojalata. Y ella no puso cara de circunstancia ni demostró incomodidad, sólo sonrió, quitó su mano con delicadeza, y se fue a cenar en un local clandestino de cerveza artesanal de El Hatillo.

Días después, él se compró una guitarra y aún practica todos los días. Sueña con hacer un toque en Discovery Bar, que sea bien publicitado en el 2.0.

Aunque no le interesa mucho el éxito, ¿sabes?