14 septiembre 2012

remate de pastelitos

a alejandro achique

alejandro iba a comer una empanada en el famoso kiosko del unicentro el marqués, cuando notó que en la calle, justo en la entrada al centro comercial, un hombre remataba pastelitos a mitad de precio. así, violando su propia norma de ignorar un negocio con mucha mercancía y sin colas, alejandro compró un pastelito, sólo para darse cuenta de que eran una versión bizarra y pobre de un pastelito andino: muchísimo arroz y casi nada de carne. además, la masa tenía ese característico sabor de aceite reciclado y viejo que le revolvió su miserable estómago. sin pensarlo dos veces, alejandro abandonó el lugar, botó los restos del pastelito, y fue a comer las gloriosas empanadas del unicentro. pero, mientras comía, se le ocurrió que quizás era hora de hacer la buena labor del día. o del mes. o del año. realmente no importa, pero alejandro pensó en volver donde el vendedor de pastelitos para darle el feedback de su producto: de esta manera, el hombre estaría consciente de la mierda que vendía, e introduciría mejoras que aumentaría la calidad y las ventas. pero justo cuando alejandro volvió al puesto de pastelitos, el tipo ya había vendido toda su mercancía, y alejandro quedó tan sorprendido que se olvidó dar el feedback: mientras caminaba al metro sólo calculaba mentalmente la ganancia, bastante rentable, por cierto.

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