24 agosto 2014

Hombres sin alma


Hay hombres que no tienen alma. Existen, se levantan todas las mañanas a trabajar e incluso pueden reír, pero les han succionado su espíritu. Son vegetales vivientes, zombies sin apetito que deambulan por las calles con pequeñas excentricidades como cámaras fotográficas o papeles evangélicos que los hacen parecerse a la raza humana, e incluso lucir dulces, pero si los tocas son fríos, y sus ojos no tienen pupilas sino sólo iris, porque el iris ha ahogado a las pupilas que son el último dejo de humanidad que les queda, pupilas que se hinchan en un momento de brillo cuando comen un helado de chocolate o un pollo rebosante de grasas saturadas, pero que de pronto explotan en el aire como burbujas de jabón, y dejan en la acera una tenue marca de agua que se evapora en pocos segundos.

Y entonces por fin son libres. 

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