09 agosto 2012

El malandreo, según Bernand Heighs


a Fernando Jantzent


E. conducía su motocicleta china de 50 cc por la avenida, cuando se encontró un semáforo en rojo. Entonces, E. detuvo su moto detrás de la franja peatonal, en medio de dos automóviles parados en sus respectivos canales de circulación.

¿Qué iba a esperar nuestro querido E., quien trabaja en una empresa estatal y mata tigres vendiendo marquesas de chocolate, que una veintena de motos iba a tocarle las bocinas, y hasta calumniarle a gritos, para que se comiera la luz del semáforo? E. tuvo que maniobrar con destreza de halcón de aeropuerto para empujar la moto hasta el rayado, con extremo cuidado para no tumbar a su hijo de cuatro años que llevaba entre las piernas. Todo esto, mientras los veinte tipos le pasaban a un lado a 20 kph, y le gritaban: «Quítate, pajúo».

De eso se trata el malandreo.

El gran filósofo uruguayo, Bernand Heighs, apuntó en su obra «La ética desde el Sur», que el malandreo tuvo un origen similar al chalequeo, una forma de protesta sutil y audaz empleada por los antiguos griegos ante el corrupto sistema ateniense. Sin embargo, quien lo puso de moda fue Sócrates, quien luego de una intensa disertación sobre matemática euclidiana, dijo que no sabía nada de nada, y se tomó un shot de cicuta.

Pero, según Heighs, en América «el primer registro de malandreo, viene de las palabras de Simón Bolívar, cuando en aquel terremoto de caracas en 1812, se montó sobre unos escombros y le gritó a la gente (aún devastada ante la pérdida de familiares y bienes) que no se preocuparan, porque ellos le darían una tunda a la naturaleza, para que respetara».

Pronto, lo que inició como un acto de irreverencia, se degeneró rápidamente en pérdida del respeto. Algo así como el  reggae dio origen al reguetón, o el surrealismo inspiró al pop art.

Yo: ¿Y qué inspiró el gusto desenfrenado por las armas, el dinero fácil, la vestimenta de colores brillantes y el vocabulario ofensivo y soez?
BH: Sin duda, una mala interpretación de Scarface con El Príncipe del Rap.
Yo: ¿Pero nada de un sistema judicial ineficiente y corrupto, crisis económica y desempleo, narcotráfico, deserción escolar para vivir en las calles según la ley del más fuerte?
BH: Ah, sí, eso también. Full chimbo, ¿no?

Hace poco a E. le robaron la moto. E. la entregó sin mirar rostros. Pero, antes de irse, uno de los choros le dijo amablemente:

El malandreo es el pecado capital que le faltó añadir a Gregorio Magno en su lista definitiva. No es soberbia ni orgullo, ni algún sentimiento de superioridad. Es simplemente la ruptura de lo que Rosseau llamó la  «libertad civil», el orden establecido, la sociedad de no-derecho o del «bochinche», como la llamó Miranda.

Los antisociales se fueron haciendo caballitos, y casi chocan con la patrulla policial que pone una alcabala en la otra esquina. La luz del semáforo estaba en rojo para los carros, pero E. cruzó la calle con cuidado, rápidamente.

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