02 junio 2012

dios y marqués de sade

en su libro juliette, el marqués de sade, a través del personaje de la superiora delbene, expone sus ideas contra dios. comienza con jesucristo:

¿qué me ofrece para demostrarme a su dios? ¿cuáles son sus cartas credenciales?: piruetas, comidas con los miserables, curaciones falsas, juegos de palabras y engañifas. él es hijo del dios que me anuncia; este villano que no sabe ni hablar y que no escribe ni una línea es dios mismo.

también le tira al judaísmo:

efectivamente, el legislador moderno sabe mucho más que el antiguo; al primero le bastaba con hablar con su maestro; el segundo es de la misma sangre. moisés persuade a su pueblo de que el resplandor del rayo es para su beneficio; jesús, más inteligente, hace él mismo el milagro.

sade considera un absurdo que nuestra ignorancia sobre el origen del universo justifique la existencia de dios. pero va más allá: se burla de las personas que aseguran que existe el alma, la cual no puede concebir como inmortal. ante estas sombrías declaraciones, juliette replica:

―pero ¿el dogma de la inmortalidad del alma no reconforta a los desdichados? cuando se tiene una ilusión, eso es estimulante y agradable, ¿no es un bien para el hombre el pensar que algún día sobrevivirá en el cielo y tendrá todo aquello que no pudo tener en la tierra?
―en realidad ―respondió delbene―, no veo que valga la pena envenenar a la humanidad honesta únicamente para tranquilizar a unos cuantos imbéciles.

y remata

¿no dicen que hace falta la gracia de su dios para salvarse y que dios no se la otorga más que a muy pocas personas? he aquí ideas muy consoladoras, y ¿no es mejor ser destruido que arder eternamente?

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