05 agosto 2011

envío con cobro a destino

ok, entonces llego al MRW para enviar los frascos de nistatina para mi sobrino que está enfermo, y no se consigue el remedio en Lechería. al apenas ver el par de cajitas, el empleado pregunta

¿es líquido?

y me dice con una gran sonrisa que no puede enviarlo. para no quedar mal, su compañera al lado irrumpe en la conversación. me dice que debo colocarlo dentro de una pequeña cava de anime para enviarlo, una cava pequeña, un poco más grande que las cajitas de nistatina. yo pienso entonces por qué el muchacho que me atiende se sonríe al decirme una noticia tan cruel, considerando que las medicinas escasean en el país. además, pienso de dónde sacaré una cava de anime tan pequeña como la que pide la recepcionista. ¿por qué no me pide mejor una cava de plomo, para protegerlo de la criptonita?

salgo del MRW y recorro Los Dos Caminos. no hay ningún lugar que vendan cavas de anime, ni siquiera cajas de plástico. recuerdo entonces lo que dijo la recepcionista piadosa de MRW

tiene que ser de anime, no de plástico, porque...

pero no recuerdo la explicación porque en ese instante maldije la sonrisa del empleado de MRW. seguro que ese desgraciado estaba chateando en facebook y le dio ladilla atenderme. como sea, entro en Locatel y compro una caja de algodones, meto uno de los frascos dentro y vuelvo a la oficina de correo.

no puedo enviártelo, porque tiene que ser de anime.
pero no es nistatina, es un paquete de algodón.

ante el discurso moral de la empleada sobre el posible rompimiento del frasco durante el envío, sólo pienso en golpearle la cara con un objeto contundente. recuerdo que al cruzar la avenida Sucre había una alcantarilla de aguas negras desbordaba. me repugnó aquello, porque debía pisar el río oscuro para atravesar la vía; pensé no podía haber nada más asqueroso. pero sí lo había: un señor al lado mío señaló junto a las bolsas de basura a un can hinchado boca arriba, con las cuatro patas tiesas como una silla rectangular.

aquel era un buen objeto contundente.

es incomprensible. yo ando por la calle por sitios peligrosos con una gorra estilo boina que compré en Viena por casi 100 euros, y nadie lo nota. pero en la calle matan gente para robarle celulares, relojes o carteras que valen mucho menos que eso.

por eso voy a otra oficina de MRW que queda a dos cuadras, y no sólo puedo enviar mi paquete de algodón sin problema, sino que hasta coqueteo con la linda recepcionista.

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