Dejas de parecerte a un renacuajo y tienes más cara de bebé. Tu mamá y yo nos endeudados como locos para poner tu cuarto muy lindo, con piso nuevo, paredes recién pintadas y una cama cuna bien estereotipada de serie de televisión.
En la oficina todo el mundo habla de irse del país, y yo no puedo imaginarme haciéndolo, tendría que quebrar la empresa donde trabajo y, vamos, todo es posible.
Quisiera comprar un carro más cómodo para llevarte a pasear por los rincones de Venezuela como hizo mi padre, pero me disculpo por traerte en una época tan complicada. Aunque muchas veces me desilusiono, nunca pierdo realmente la esperanza de que las cosas cambien para bien.
Trato de darle toda mi atención a tu mami, y ella me obliga a despedirte antes de ir al trabajo. Yo no estoy seguro de que me escuchas, pero por si acaso, voy a leerte La isla del tesoro todas las noches para que seas amante de las aventuras.
Últimamente estoy un poco sensible, y trato de aprovechar ese mood para escribir un poco. El otro día se me salieron las lagrimas viendo Up, y me sentí bastante ridículo.
Ya tienes viente semanas. El tiempo pasa volando, ¿no?
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