también mi esposa moja el colchón al planchar la ropa. como no tenemos mesa de planchar, planchamos en la cama. pero ella plancha mal: mueve el aparato con rudeza como si estuviera restregando un blue jean con jabón azul en la batea. nuestra plancha es barata, y no tiene arriba la tapita para que no escape el agua. o la perdió ella, seguramente.
yo me acerqué el otro día cuando ella leía una revista de moda. le dije
voy a cogerme a la japonesa de abajo
porque la japonesa de abajo me tiene ganas. a veces cruzo con ella cuando voy camino a la parada, le digo "hola" y ella se ríe. no me mira pero se ríe. es pequeña y rellenita, como me gustan. pero a mi esposa no le importa, sigue leyendo la revista como si le hubiera dicho: "se acabaron las alcaparras". porque no hay nada más inútil que las alcaparras. compramos en diciembre para hacer hallacas y sobraron un montón. ya han pasado seis meses y no las hemos vuelto a utilizar. ya se dañaron, seguramente.
ella antes me quería. lo sé porque se tomaba la molestia de quitarle las hojas verdes a la fresa antes de licuar el jugo. ahora ni siquiera deja colar el jugo de parchita para quitarle las pepas, porque dice "eso es alimento" y tengo que tomarme ese mazapán amarillo.
¡eso no es alimento, coño!
por eso le preparé café fuerte y tostadas con huevos revueltos en el desayuno, a ella que le gusta tnato el guayoyo y los huevos fritos. que se joda.
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