entonces yo quise hacerle daño.
al oír en la radio el desmentido del fallecimiento de edmundo bracho, gran amigo de ella, opté por escribirle un mensaje de texto preguntándole si había muerto su estimado colega.
la desperté porque ella siempre se levantaba tarde. de inmediato se desesperó, me preguntó dónde lo oí, sentí por primera vez en años cómo empujaba sus labios hacia dentro de su boca y los aprisionaba con sus dientes, hasta casi desgarrarlos.
me sentí bien.
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