De ésas que usan lentes hipster y se tripean las canciones de Los Adolescentes. Que tienen un empleo cool como ponerle subtítulos a los programas de A&E, suben Sabasnieves en trece minutos, hablan otro idioma cool como portugués o francés, y son mega fan de La Vida Boheme: siempre van a sus toques en Discovery Bar.
Por supuesto, son chamas que tienen algún rollo existencial. Nada low profile, pero están locas. Sus papás las llenaron de complejos de niñas ricas, o quizás no les hicieron nada malo pero dar demás también jode. Por eso estas chamas se comen las uñas de las manos, detestan comer solas, y les encanta un tipo que las golpee cuando se emborracha, mientras ellas les recitan un maldito verso de la película El lado oscuro del corazón, y tuitean alguna cita feminista desde su iphone.
Pero él admira a las chicas hipster, su exagerada capacidad de trabajo que raya en lo absurdo, porque nadie puede estar tan ocupado como para no responder un mensaje de Gtalk a media mañana. Las ama a pesar de la falta de comunicación, esa obsesión de utilizar pocas frases que traten de ser contundentes, de esquivar sin gracia los lugares comunes, como si la vida fuera un cuento corto, una repugnante pose pseudointelectual, o una proyección vacía.
Aun así, las ama de verdad porque son demasiado cool. Por eso, un día cuando una de ellas se iba a Londres para hacer un postgrado animación 3d, él le agarró la mano y quiso besarla, o más bien decirle:
Quiero besarte mal
pero se quedó paralizado como el señor de hojalata. Y ella no puso cara de circunstancia ni demostró incomodidad, sólo sonrió, quitó su mano con delicadeza, y se fue a cenar en un local clandestino de cerveza artesanal de El Hatillo.
Días después, él se compró una guitarra y aún practica todos los días. Sueña con hacer un toque en Discovery Bar, que sea bien publicitado en el 2.0.
Aunque no le interesa mucho el éxito, ¿sabes?
1 comentario:
si, son encantadoras. el unico detalle de las jipster es q sean jipster.
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