que el conductor exprimiera la basura era una cosa horrorosa. destruía nuestro campo de juego, al presionar con el dedo índice aquel botón rojo, de aspecto similar a los que detenían cuentas regresivas en las películas. pero éste no evitaba explosiones, sino que producía sonidos metálicos como si miles de carritos a control remoto se acercaran por la esquina: en realidad, cuatro tubos gruesos y brillantes que extirpaban la basura, dejándola como láminas. pero lo más desagradable era "el juguito", la sangre de la basura que se escurría del camión y contaminaba nuestro campo de juego. nosotros siempre le gritábamos al conductor
¡no lo exprima, señor, no lo exprima!
pero nunca hacía caso. nos veía de forma despectiva y presionaba el botón rojo para lanzarnos aquella bomba.
qué más daba, cero zancadillas y balones salvados en la zona radiactiva.
1 comentario:
y mucho mistolin para confundir el olor.
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