topos

¿qué harías tú sin mí y qué haría yo sin ti?
somos dos topos que cavamos un túnel profundo, no sé para dónde.

el efecto hilo

marico, yo pensando que la caraja era una killer pero no, como que en serio nunca le dio nada a su novio porque me tenía ganas desde el colegio. de repente se puso a llorar porque le dolía, y yo pensaba "que ladilla, mami" pero por fuera le decía "no te enrolles, yo le doy despacito". y así una hora, marico, yo creo que dos, yo mamao del asunto porque me entraba ya la cojonera, y ella seguía llorando a moco tendío. por lo menos de rato en rato me mamaba el güevo, pero que ladilla, ni que tuviéramos quince años, panita. en eso, la caraja me dice

inténtalo por detrás

y ahí sí empezó la fiesta. me la cogí como cuatro horas seguidas, como en las porno, pero al rato que acabé no terminaba de sacarme la culebra. ella se dio cuenta de mi cara de serio, y entonces dijo

es por el hilo que uso todos los días, amor

y yo como un mojón le dije que "ok, está bien". pero todavía tengo la duda.

127 horas

en el pasado, tres mujeres me confesaron en distintos tiempos que fueron tocadas por algún pariente cercano cuando eran niñas. todas, ya grandes, tienen su "toste". por eso, ese optimismo americano barato de la película 127 horas puede danny boyle metérselo por el culo.

irreversible

tanta matemática y código de programación han dañado mi cerebro. ya no hay planetas con sentimientos ni animales independientes. lo único que me gustaba desde niño era pintar y escribir, ¿no era ésa una señal? acabé colocando ing. de sistemas en las tres opciones de mi cnu, y desde entonces nadie ha querido contratarme para escribir aunque sea una postal.

mosaico babilónico

¿te acuerdas que hace unos meses te ponías jeans ajustados que comprabas en el cementerio, sólo para colocar el cartel del negocio cuando abrías la tienda, y él te miraba el culo cuando te montabas en el taburete y te daba nalgadas frente a los peatones? tú le decías en ese entonces

chico, deja

pero sacabas más el culito. ahora, unos meses después, te pones ropa que compras en una tienda española del sambil, y sigues colocando el cartel todas las mañanas pero él ya no está para bucearte.

sólo eres un lindo mosaico babilónico que viste en natgeo.

quiebra

el gerente quedó emocionado cuando escuchó sobre un colega que eliminó una aceituna de la ensalada y con ello ahorró a la compañía de millones de dólares. por eso, como la empresa que dirigía enfrentaba una crisis, comenzó entonces por eliminar la leche de la cafetería, ya que era un lujo tomar té o café con leche, y solicitó apagar las computadoras antes de salir. dos meses después, con números al borde del abismo, quitó el servicio de café y té, limitó el uso del baño a sólo necesidades número uno (# 1) para no gastar papel, desahució la impresora, contrató un paquete de internet de 256 kbps, apagó el aire acondicionado a partir de las 3:30 pm, y hasta consideró mudar la oficina a su casa.

nada sirvió, la empresa se declaró en quiebra a los cuatro meses, con decenas de miles de dólares en cuentas por cobrar.

lina ron

una vez le dije a una amiga que no odiaba a lina ron porque ella era como mi mamá, sólo que mi mamá no suele cumplir su palabra para agredir gente. por eso creo que lina era honesta, pero también engañada por el sistema novo, la capacidad de aquel para revivir resentimientos en función de una vieja doctrina que nos hace sentir (o aparentar ser) mejores personas, aunque realmente seamos egoístas.

erotia

reconozco en ti lo que apenas conozco
y sé
que la piel de la espalda
al roce quema

(yolanda pantin, los bajos sentimientos. 1993)

no lo exprima

que el conductor exprimiera la basura era una cosa horrorosa. destruía nuestro campo de juego, al presionar con el dedo índice aquel botón rojo, de aspecto similar a los que detenían cuentas regresivas en las películas. pero éste no evitaba explosiones, sino que producía sonidos metálicos como si miles de carritos a control remoto se acercaran por la esquina: en realidad, cuatro tubos gruesos y brillantes que extirpaban la basura, dejándola como láminas. pero lo más desagradable era "el juguito", la sangre de la basura que se escurría del camión y contaminaba nuestro campo de juego. nosotros siempre le gritábamos al conductor

¡no lo exprima, señor, no lo exprima!

pero nunca hacía caso. nos veía de forma despectiva y presionaba el botón rojo para lanzarnos aquella bomba.

qué más daba, cero zancadillas y balones salvados en la zona radiactiva.