31 julio 2014

Recostón

B. me pidió que le recostara el pene. Mi esposa iba en el asiento de adelante, y yo iba atrás con B. Yo por alguna razón estaba excitado, y tomé mi genital con la mano derecha. Ella me vio y entonces hizo el inusual requerimiento. No había razón alguna para que lo hiciera: aunque en mi sueño B. y yo estábamos en aceptable forma física, B. es muy amiga de mi esposa y yo en la realidad, por lo que ese tipo de comportamientos no suelen ser bien vistos, menos con mi esposa en el asiento delantero del auto. Pero yo no le paré a nada. Me bajé el pantalón, ella también el suyo, y recosté mi pene sobre su pierna derecha, paralelo a su pubis, sin penetración ni movimientos, sólo cobijado por sus labios vaginales y su pierna. Fue divino.